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Lolo

Operación romper la pareja

Operación romper la pareja INFORMACIÓN

Su directora y protagonista, Julie Delpy, la considera una historia sencilla con personajes, situaciones y diálogos divertidos y la crítica francesa dijo de ella que funciona gracias a una pasta sabrosa en la que cada rasgo está caricaturizado sin nunca caer en el cliché y que osa dar una dimensión cómica al complejo de Edipo. Es, en todo caso, la sexta película detrás de la cámara de una Delpy de la que en España hemos visto 72 días en París, El skylab y Dos días en Nueva York.

Violette, parisina y profesional de la moda de 45 años, pasa unos días en un spa de Biarritz con su mejor amiga cuando conoce a Jean-René, un modesto informático recién divorciado. Después de años de soledad, se deja seducir. Jean-René se traslada a París e intenta adaptarse al microcosmos en el que ella se mueve. Pero no había contado con Lolo, el adorado hijo de Violette, dispuesto a todo con tal de destruir a la pareja en ciernes y conservar su puesto de favorito absoluto.

Preguntada por cómo se le ocurrió esta película, Delpy dijo que fue un día que estaba bromeando con la coguionista Eugénie Grandval sobre qué relación tendría con su hijo de seis años, «mi pequeño emperador», dentro de quince años: «La idea nos divirtió, y también la de construir una pareja poco habitual; el hombre sería ingenuo, provinciano, mientras que ella trabajaría en la moda y la relación entre ambos se tensaría por la presencia del hijo. Una historia sencilla con personajes, situaciones y diálogos divertidos».

Respecto al personaje al que da vida en la cinta, Violette, afirmó de él que era importante que se sintieran sus debilidades y sus vertientes más frágiles. «Al principio de la película -declaró-, el personaje de Karin Viard, su mejor amiga, le dice: 'Eres superfuerte en el trabajo, pero una auténtica tonta en tu vida sentimental'. Es algo que he visto a menudo a mi alrededor. Saber manejarse profesionalmente y tener un buen piso no significa que todo vaya sobre ruedas emocionalmente. Violette se ha dedicado a trabajar y a ocuparse de su hijo. No tardamos en entender que ese hijo le hace la vida imposible, pero ella no intenta cambiar la situación. Sigue siendo la madre amantísima que le prepara el desayuno y le sirve huevos pasados por agua».

Y en cuanto a las razones por las que su personaje y el de Karin Viard hablan tan claramente de cuestiones sexuales, la actriz y directora afirmó que se lo debe a sus padres: «Me crié-con Charlie Hebdo y Hara Kiri. A los seis años leía Le Gros Dégueulasse, el cómic de Jean-Marc Reiser. Llegaba al límite, pero era inteligente, muy divertido y nunca caía en la vulgaridad. A mí también me gusta llegar al límite, es mi forma de escribir».

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