Es un thriller con momentos espeluznantes que consolida la obra en Hollywood del director catalán Jaume Collet-Serra, que se mueve ahora en ámbitos cercanos a los del Tiburón de Steven Spielberg después de haber abordado el terror clásico en La casa de cera y La huérfana y el thriller subido de tono en Sin identidad, Non-stop y Una noche para sobrevivir. Blake Lively en el papel de Nancy y el español Óscar Jaenada en el de Carlo son los protagonistas.
Todo acontece cuando Nancy Adams está haciendo surf en una playa aislada y sufre el ataque de un gran tiburón blanco. Aunque se encuentra atrapada apenas a 200 metros de la costa, para sobrevivir deberá poner a prueba su voluntad y hacer acopio de todo su ingenio, sus recursos y su fortaleza. «Esta película te atrapa -declaró Lively- a un nivel muy primario. Trata sobre la fuerza para sobrevivir, la fuerza de voluntad. Cuando leí el guión, pensé: '¿Qué haría yo en esa situación?', Nancy lucha por sobrevivir de una forma verdaderamente increíble».
Nancy busca algo de consuelo tras la muerte de su madre. Aunque es una estudiante de Medicina muy decidida, Nancy también ha hallado la paz en una tabla de surf, y ahora ha encontrado lo que estaba buscando: la playa secreta que era un lugar especial para su madre. Pese a ser consciente de que es peligroso hacer surf sola, decide arriesgarse cuando su compañero de viaje la deja en la estacada, e incluso llama a casa para hacer saber a su familia, con la que está muy unida, que ha encontrado ese lugar tan especial.
«Por desgracia -expresó el productor Matti Leshem-, se ha metido sin querer en el territorio de caza de un gran tiburón blanco. El tiburón la ataca, pero no hace más que lo que le dicta su instinto. Apenas la separan doscientos metros de la orilla, podría nadar hasta ella, pero el tiburón se interpone entre ella y la seguridad». «Me encanta la combinación de un viaje de un personaje con un género elevado», comentó la productora Lynn Harris. Ciertamente, Nancy tendrá que hacer acopio de todas sus fuerzas, su valor, su inteligencia, sus recursos y su creatividad, para salir con vida de esa situación. «Se da cuenta -añadió- de que tiene que apañarse con lo poco de lo que dispone. Empieza a hacer inventario de lo que puede utilizar para sobrevivir. Desde su experiencia y conocimientos anteriores, a recurrir a instintos primarios que ignoraba que poseía, o evaluar y estudiar el entorno que la rodea, e incluso desmantelar su ropa y accesorios para hacer herramientas... busca cualquier ayuda que pueda conseguir en su lucha por sobrevivir. Su fuerza de voluntad se ve puesta a prueba una y otra vez pero, al igual que la marea, no deja de subir».
