Cuenta un nuevo capítulo, el tercero, de las aterradoras doce horas de anarquía anual permitidas por el gobierno norteamericano, convencido de que con ello decrece de forma notable la violencia callejera, y es la consecuencia directa del sorprendente éxito en taquilla de las dos películas previas de lo que hasta ahora es una trilogía, La noche de las bestias. Todo empezó con The purgue en 2012, que fue la que hizo el milagro de generar las consabidas secuelas, de modo que en 2014 nos llegó Anarchy y ahora lo hace Election. El caso es que con las tres se ha constituido un thriller especulativo que nos lleva a un futuro que vive las vísperas de unas elecciones presidenciales que han dividido a la nación entre los que defienden la Purga y los que desean abolirla.
Los Nuevos Padres Fundadores de América (NPFA) que gobiernan el país aprueban anualmente la Purga con el fin de asegurar que la criminalidad se mantendrá por debajo del 1% el resto del año. Por otra parte, no obstante, se gesta una revolución. Algunos están convencidos de que La Purga es un truco ideado por los líderes con el fin de deshacerse de los más pobres e indeseables para que sólo permanezca la élite. El responsable directo de toda esta historia es el guionista y realizador James DeMonaco, que solo había dirigido con anterioridad una cinta, Staten Island y que ya tiene el crédito suficiente para recibir ofertas de los productores. En cuanto al reparto, los nombres han ido cambiando y solo Frank Grillo, en el papel de Leo Barnes, se mantiene desde la segunda entrega
Durante el transcurso de una noche caótica y violenta, seguimos a un grupo de improbables aliados que se unen por casualidad en Washington DC durante la fatídica Purga. A medida que se destapa la terrible conspiración ideada por los NPFA, los líderes que prometieron dar una vida mejor a los ciudadanos, cinco héroes descubrirán de lo que son capaces por proteger sus principios y a sus seres queridos. Ha llegado la hora de hacerse con las calles de la capital de Estados Unidos; y esta noche, el alma del país está en juego.
