Transita por los ámbitos del genero de moda en Hollywood, la comedia de acción y es el cuarto largometraje e un realizador, Rawson Marshall Thuber, que debutó en 2004 con Cuestión de pelotas y que ha dirigido posteriormente Los misterios de Pittsburgh y Somos los Miller. El argumento se mueve en torno a Bob (incorporado por Dwayne Johnson), un empollón con el que se metía todo el mundo en el instituto, ahora convertido en un letal agente de la CIA, que regresa a su ciudad natal para celebrar la reunión de antiguos alumnos. Bob le cuenta a Calvin (Kevin Hart), quien en su día fue rey del instituto y ahora un contable que echa de menos sus días de gloria, que investiga un importante caso supersecreto. Pero antes de que el aburrido exatleta se dé cuenta del lío en que se ha metido, el impredecible espía le arrastra a un mundo de tiroteos, puñaladas traperas y espionaje donde rozan la muerte en más ocasiones de las que el pobre contable pueda imaginar.
«Lo que realmente -manifestó Dwayne Johnson- me atrajo fue la idea de dar la vuelta a una premisa, ponerla del revés. Yo tendría el papel más cómico, mientras que Kevin, uno de los cómicos de más éxito del mundo, un tío que se las sabe todas, tendría el papel más serio. Los dos nos vemos obligados a usar y estirar otro tipo de músculos, pero en algún momento hay un punto de encuentro y todo marcha sobre ruedas».
Kevin Hart recalcó que en esta película, hace el papel de hombre serio, en tanto que Dwayne se ocupa de la comedia, una solución que les pareció una idea divertida y diferente. «Sigue siendo el mismo Dwayne -añadió Hart- de siempre, el que todo el mundo adora, capaz de aplastar a cualquiera. Pero lo mejor de todo es la pareja que formamos, hay mucha energía».
Rawson Marshall Thurber, director de comedias que se acerca por primera vez a la vertiente de acción del género, resaltó que, personalmente, daría un consejo a cualquier director que fuera a dirigir su primera comedia de acción y es que Dwayne Johnson y Kevin Hart estuvieran en la película. Para él, todo es mucho más fácil si los que él considera que son el tío más gracioso del mundo y el mejor actor de acción trabajan juntos. Un rasgo determinante son, sin duda, los 30 centímetros de diferencia en la altura de los protagonistas, que supone ya un golpe de efecto insuperable. El director recordó la primera reunión antes del rodaje: «No son iguales, no miden lo mismo, pero están cortados por el mismo patrón. Basta con sentarlos uno frente al otro en una mesa para desternillarse de risa. Son absolutamente geniales. Tanto juntos como individualmente son geniales, carismáticos y generosos».
