Fue una comedia unanimemente elogiada por la crítica que era una película sin pretensiones, agradable y divertida que aporta una frescura de bienvenida. Es la séptima película del francés Olivier Baroux, responsable de Quiero ser italiano. Richard, Gilles y Philippe son amigos de toda la vida. Un verano, alquilan un magnífico yate junto a sus novias y se embarcan en un viaje de placer hacia Córcega. Pero la convivencia a bordo no siempre es fácil. Especialmente porque cada pareja tiene sus propios problemas y el temporal en alta mar no facilitará precisamente las cosas. Entre risas y confesiones, las quejas y los celos salen a la superficie. Cada uno deberá revisar su propia vida y sus relaciones con los demás. ¿Sobrevivirá la amistad a la tormenta?.

«A lo largo de mi vida he tenido la suerte de hacer varios viajes de este tipo en barcos pequeños del estilo. Desde que empecé a leer el guión supe que podría contar todo aquello añadiéndole además la promiscuidad en un barco, el problema de tener que quedarse en el mar durante días, el mal tiempo, la gente enferma a bordo...», explicó entre risas Baroux.