Su comienzo es electrizante y nos pone en contacto con una banda de atracadores de bancos formada por policías corruptos y exsoldados de las fuerzas especiales que se ve obligada a llevar a cabo un golpe casi imposible para una despiadada mafiosa. Tanto es así que determinan que su única esperanza reside en despistar a todo el cuerpo de policía de Atlanta con un código 999: agente abatido. La idea de la película es del guionista Matt Cook, al que le llegó la inspiración para escribir su primer largometraje, Triple 9, cuando intercambiaba historias con un colega durante un viaje en coche por el desierto. «Iba en coche de Phoenix a Las Vegas -reveló- con uno de mis mejores amigos, que es un policía secreta antinarcóticos. Yo estuve en el Ejército, así que le conté algunas historias de guerra, y él me contó una llamada que tuvo mientras estaba de servicio con un código 999. Yo le corté y le pregunté qué era aquello, y me explicó que es el código de mayor prioridad para la policía. Si un agente recibe un disparo durante un tiroteo, lanza un código 999 y todos los polis dejan lo que están haciendo para acudir adonde esté y buscar al responsable hasta que lo encuentren. Entonces yo le pregunté a mi amigo: ¿Y qué pasa con el resto de la ciudad?. Y él contestó: Pues que se queda sin policía». A partir de estos ingredientes, se desarrolla el relato. En él mismo el antiguo miembro de las fuerzas especiales Michael Atwood dirige una banda de policías corruptos y exsoldados en un arriesgado intento de atraco a un banco que termina en un tiroteo frenético. Mientras el sargento de policía de Atlanta Jeffrey Allen investiga el espectacular golpe, no tiene la menor idea de que a su propio sobrino, el intachable policía Chris Allen, le han asignado a uno de los atracadores como compañero en la unidad especial que persigue a la banda.
