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El olivo

En busca del árbol milenario

Icíar Bollaín la considera un cuento moderno, una historia sencilla pero profunda y emotiva

Alma y su abuelo en un pueblo del interior de Castellón. INFORMACIÓN

Es, en palabras de su directora Iciar Bollaín, un cuento moderno, una historia sencilla pero profunda y sobre todo emotiva. Una fábula que tiene como paisaje nuestro pasado reciente, con el boom económico y la crisis posterior y como protagonista a Alma, una chavala en guerra con todo, que con su viaje en busca del olivo no deja nada ni a nadie intacto. Empezando por ella misma. En estos términos definía la cineasta, autora de títulos de la categoría de Flores de otro mundo, Te doy mis ojos y Mataharis, la que es su octava película, un largometraje escrito por el guionista Paul Laverty, habitual colaborador de Ken Loach.

Alma tiene 20 años y trabaja en una granja de pollos en un pueblo del interior de Castellón. Su abuelo, que para sorpresa de su familia dejó de hablar hace años, es la persona que más le importa en este mundo. Ahora que ha decidido dejar de comer también, Alma se obsesiona con que lo único que puede hacer «volver» a su abuelo a su estado es recuperar el olivo milenario que la familia vendió contra su voluntad hace 12 años.

Sin decir la verdad, sin un plan, y sin apenas dinero, Alma embarca a su tío «Alcachofa», de 45 años, arruinado por la crisis, a su compañero de trabajo Rafa, de 30, a sus amigas Wiki y Adelle y a todo su pueblo, en una empresa imposible: recuperar el monumental olivo, replantado en algún lugar de Europa, y traerlo de vuelta a la masía familiar.

La chispa que dio vida a El olivo surgió de un pequeño artículo en un periódico que llamó la atención de Paul Laverty. En el se hablaba del viaje de un olivo milenario arrancado en el Bajo Maestrazgo de Castellón y enviado para adornar cualquier jardín del norte de Europa. Un olivo, como decía Bollaín, que además de su belleza extraordinaria como esculturas, estos árboles eran un reflejo del expolio que ha sufrido nuestro paisaje, del daño que nos hemos infingido y de la necesidad de cuidar nuestro patrimonio, nuestras raíces. En definitiva, de cuidarnos.

Así, con uno de estos olivos milenarios como eje central, Paul escribió una historia aparentemente sencilla pero que tocaba distintos temas: una niña, un abuelo, un olivo arrancado contra su voluntad, una familia que quiso coger el tren en los años del boom y, como tantos, acabó perdiéndolo... y esa niña que hoy, con apenas 20 años, se embarca en una empresa imposible.

Alma lo tiene claro y si tiene que ir a Dusseldorff andando y arrastrar el olivo de vuelta lo hará. Es un personaje, como lo dice la realizadora, en guerra con el mundo y al tiempo infinitamente dulce con su abuelo. Es fuerte, es valiente y también vulnerable. La elección de Anna Castillo para incorporar a la protagonista fue fruto de un largo y laborioso casting. «Necesitábamos una actriz muy joven pero con el carisma necesario para llevar todo el peso de la película en sus hombros. Anna lo reunía todo, fuerza y dulzura, desparpajo y agresividad, valentía y vulnerabilidad. Con una enorme intuición ha construido una Alma inolvidable».

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