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Trumbo

Las víctimas del fascismo en Hollywood

Las víctimas del fascismo en Hollywood

Es un riguroso retrato de un capítulo a menudo olvidado de la historia de Estados Unidos, concretamente el de la carrera del guionista Dalton Trumbo, que se interrumpe abruptamente a finales de la década de 1940 cuando lo incluyen junto a otras figuras de Hollywood en la lista negra por sus creencias políticas. Dirigida por Jay Roach y basado en el libro de Bruce Cook, fue nominada al Óscar al mejor actor(Bryan Cranston) y cuenta la historia de la guerra del guionista ganador del Óscar con el gobierno de los EE UU y los jefes de los estudios por la libertad de expresión, que involucró a iconos de Hollywood desde Hedda Hopper y John Wayne a Kirk Douglas y Otto Preminger.

En la década de 1940, Dalton Trumbo es uno de los guionistas mejor pagados del mundo, autor de clásicos del cine como Espejismo de amor o Treinta segundos sobre Tokio. Presencia habitual en los ambientes sociales de Hollywood, y activista político que defiende los sindicatos de trabajadores, la igualdad salarial y los derechos civiles, Trumbo y sus compañeros se ven citados para declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso (HUAC, en inglés) como parte de su amplia investigación sobre actividades comunistas en los EE UU. La negativa de Trumbo a responder las preguntas de los congresistas hace que acabe en prisión federal y se gane la animadversión eterna de la poderosa columnista de sociedad anticomunista Hedda Hopper (Helen Mirren). Durante los 13 años siguientes, todos los grandes estudios de Hollywood se niegan a contratar a Trumbo, por miedo a verse relacionados con opiniones políticas, consideradas radicales. Trumbo, obligado a vender su casa y condenado al ostracismo por amigos, compañeros y vecinos, pasa apuros para dar de comer a su familia, a base de escribir fundamentalmente películas de mínimo presupuesto bajo pseudónimo. Pero nunca deja de luchar por aquello en lo que cree. En última instancia, Trumbo acaba por repuntar cuando Kirk Douglas y el director Otto Preminger usan cada uno de ellos el nombre real del guionista en la gran pantalla en sus respectivos éxitos de 1960, Espartaco y Éxodo, poniendo fin de ese modo a la época de la lista negra.

El guionista John McNamara descubrió la historia de Dalton Trumbo cuando estudiaba escritura de guiones con los guionistas otrora incluidos en la lista negra Ring Lardner Jr., Waldo Salt y el seguidor de Trumbo, Ian McClellan Hunter. «Le comenté a Hunter cuánto me había gustado su guion de Vacaciones en Roma», recuerda McNamara. «Y me respondió que no lo había escrito él, sino Dalton Trumbo», agrega.

Hunter se dio cuenta de que McNamara no era el único que no era consciente del trascendental impacto de las sesiones del HUAC y la lista negra, el resto de la clase tampoco lo sabía. «Durante los dos días siguientes, estos hombres, que habían vivido esa época, nos contaron la historia desde su punto de vista», agrega McNamara. «Cuando Ian sugirió que me leyera la biografía de Trumbo escrita por Bruce Cook, lo hice de inmediato».

McNamara vio una oportunidad de crear una película que condensara la turbulenta política de esa volátil época de la historia de Estados Unidos en una historia personal. «Es uno de esos rarísimos casos en los que una historia real acaba con un final feliz», asegura. «En Hollywood, nos inventamos finales felices para compensar el hecho de que haya tan pocos en la vida real. Esta historia se me metió dentro y no me dejaba en paz, pero no conseguía plasmar en papel lo que me rondaba por la cabeza hasta que me topé con un artículo escrito por la hija mayor de Trumbo, Nikola».

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