Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Toro

Un relato frenético

Kike Maillo la califica como un relato que transita los paisajes y carreteras de la costa andaluza

Mario Casas es Toro.

Su director, Kike Maillo, la califica como un relato frenético que transita los paisajes y las carreteras de la costa andaluza. Dice que sus abuelos nacieron allí, en una Andalucía agraria y de posguerra y que pertenecieron a esa gran masa de mano de obra baratísima sometida por unos pocos caciques latifundistas. Tanto es así que asegura que pese al vuelco económico vivido en la región desde entonces, aunque se ha transformado en una tierra próspera y de servicios, aún hoy persisten en el subconsciente de algunos de sus ciudadanos las marcas de aquella pleitesía al «señorito». La película transcurre en dos frenéticos días. Dos hermanos se reencuentran después de cinco años. Uno ha estado en la cárcel. El otro ha robado a un peligroso perista y ahora huye junto a Diana, su hija pequeña. Los tres emprenden un viaje por una Andalucía violenta, mítica, agreste y salvaje. Un viaje en el que aparecen las viejas heridas del pasado y en el que los hermanos se ven obligados a reconciliarse para salvar la vida.

En estos terrenos delicados pretende prosperar Toro, el segundo largometraje de Maillo, que debutó en la pantalla grande en 2011 con una estimulante cinta de ciencia-ficción, Eva y que ha contado para la segunda con un trío insuperable de actores de nuestro cine, Luis Tosar, Mario Casas y el veterano José Sacristan. Los tres se dan cita en un thriller que se enmarca en la España de hoy pero en la que una España vieja, tocada ya de muerte, lucha por no desaparecer, por seguir imponiéndose, aferrándose a antiguas costumbres, muy arraigadas al folklore y a las tradiciones.

La idea de encerrar a dos actores tan descomunales como Mario Casas y Luis Tosar en un coche estaba, según el productor Enrique López Lavigne, en el origen de esta historia ideada por Fernando Navarro y Rafael Cobos. «Pero en seguida nos dimos cuenta -expresó- de que no hay redil que encierre a un toro, ni ajuste de cuentas sin un pasado que ajustar. Sacristán resucita ese pasado que huele a cine negro, thriller y goma quemada, mientras Maíllo persigue la emoción en la acción.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats