Para la productora Sue Naslin, la película refleja, sin nostalgias, algo puro, sincero, divertido y trágico sobre lo que supone crecer en un pueblo pequeño, la clase de lugar donde todos conocen los chismes de los demás y donde se toleran las peores maldades y excesos siempre y cuando no te consideren un forastero. Lo más curioso es que solo al leer el libro en que se basa reconoció en su autora, Rosalie Ham, a su amiga de la infancia en las lejanas tierras australianas de Nueva Gales del Sur, con la que compartió escuela y muchas horas en autobús desde su pueblo hasta el colegio en el que ambas estudiaban. Por ello se enamoró de un libro que le sugería numerosas referencias.
La modista