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Remember

La venganza no tiene código de caducidad

Zev y Max quieren encontrar al comandante nazi que mató a sus familias y hacérselo pagar

Es una historia sobre un hombre que con las últimas energías que le quedan e impulsado por sus recuerdos, decide culminar una venganza que ha buscado durante gran parte de su vida. Y ha sido calificada de triste, tierna y exasperante. Es, en cualquier caso, una película del notable cineasta canadiense Atom Egoyan, del que en España hemos visto buena parte de su obra que incluye títulos de la categoría de El liquidador, Exótica, El dulce porvenir, El viaje de Felicia, Ararat y Chloe. Presentada en el Festival de Venecia y nominada a los galardones más destacados del cine canadiense, entre ellos los de mejor película, guión y actor (Christopher Plummer), estamos ante un thriller de suspense en el que el capítulo más oscuro del siglo XX conecta con la búsqueda de la venganza y el precio que hay que pagar por ella.

Zev y su mejor amigo Max hacen un pacto para dedicar lo que les queda de vida a resolver un asunto pendiente: encontrar y vengarse del comandante nazi responsable de matar a sus familias durante la guerra. Aunque Zev está perdiendo su memoria por el Alzheimer, Max es demasiado débil para salir de la residencia de ancianos, así que debe emprender un viaje extraordinario para encontrar al verdugo antes de que sea demasiado tarde. La impactante verdad que le espera a Zev cuando finalmente se encuentre cara a cara con él, volverá su vida del revés.

Esta es una película en la que las dos decisiones más relevantes las tomó el productor Robert Lantos. La primera fue la de decidir rodarla, que adoptó de inmediato tras leer el guión. La segunda tampoco se retrasó nada y no fue otra que elegir a Christopher Plummer como protagonista. «Fue simple -dijo- e instantáneo. A medida que leía el guión, tenía más y más claro a qué actor quería. El héroe tiene 90 años. No hay una gran cantidad de actores en ese rango de edad que puedan llevar una película sobre sus hombros. Mientras leía el guión supe exactamente quién podía y debía interpretarlo». Christopher Plummer tenía que meterse en la piel de Zev, un hombre de 90 años, superviviente del Holocausto, bordeando los límites de la demencia senil, que abandona la comodidad y la seguridad de su residencia de ancianos para encontrar y matar al nazi que asesinó a su familia».

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