Ha sido definido como un mercenario inestable y desfigurado y procede, cómo no, de esa fábrica de héroes en formato cómic que es Marvel, que ha suministrado algunos de los personajes más populares del universo de las viñetas de los últimos tiempos. Deadpool no ha merecido, sin embargo, una serie propia, sino que ha surgido en el seno de los New Mutants, que vieron la luz por vez primera en 1991. Lo crearon el artista Rob Liefeld y el escritor Fabian Nicieza y surgió en principio como un villano en New Mutants y posteriormente en X-Force. Desde ese momento ha intervenido como protagonista en varias series. La versión cinematográfica que ahora nos llega es su debut en la pantalla grande y lo hace de la mano del director Tim Miller y el actor Ryan Reynolds.
Lo más llamativo de Deadpool es que se le cataloga por igual como un mercenario, un villano, un héroe o un antihéroe. Eso sí, se define a la perfección porque en sus conversaciones fluyen permanentes referencias a la cultura popular, con clara utilización del sarcasmo y del humor negro. Además, emplea todo tipo de alta tecnología para la ejecución de sus misiones. Actúa enfundado en un traje rojo y negro y lleva el rostro cubierto para ocultar sus horribles cicatrices.
La película cuenta la historia de un miembro de las Fuerzas Especiales convertido en el mercenario: Wade Wilson que, después de ser sometido a un experimento que le proporciona singulares poderes, adopta el alter ego de Deadpool. Provisto de sus nuevas habilidades y de un oscuro y retorcido sentido del humor, su objetivo es dar caza al hombre que estuvo cerca de acabar con su vida. Reynolds asumió las incontables facetas del personaje con enorme satisfacción. «En el mundo del cómic -dijo-, Deadpool es un hombre de nuestro tiempo con la capacidad de soltar por su boca lo correcto, desde un punto de vista de referencia de cultura popular, en el peor momento posible. Eso es lo que le hace interesante para mí y también, en cierto modo, ilimitado». Reynolds llevaba tiempo abogando por una versión cinematográfica y su profunda implicación en el desarrollo del film se mantuvo a lo largo de toda la producción, compartiendo sesiones de reflexión y aportación de ideas con el director y los guionistas . Tim Miller señaló al respecto: «Yo creo que tanto la personalidad como el ADN de Ryan están verdaderamente imbuidos del personaje. Para empezar, había una enorme similitud entre ambos, lo que hizo que Ryan se sintiera muy atraído por Deadpool desde el principio».
