Después de La gran belleza, que acaparó infinidad de galardones internacionales, incluyendo el Óscar, el Globo de Oro y el Bafta a la mejor película en lengua extranjera, el cineasta italiano Paolo Sorrentino, probablemente el más destacado realizador transalpino del momento, nos regala este estudio de la decadencia del presente a través de la lente que ofrece la ciudad de Roma. Ha elegido para contar su historia a un hombre octogenario que trata de resolver sus conflictos internos, ya que ve que su tiempo se está agotando. Pero la película, que acaparó galardones en la gala del cine europeo, es por encima de todo, una historia de amistad entre dos ancianos que juntos tratan de afrontar su futuro inmediato, su relación con sus hijos y los que son más jóvenes y su distinta perspectiva de las cosas.
Fred y Mick son dos viejos amigos octogenarios que disfrutan de unas vacaciones en un hotel de lujo en los Alpes. Fred, compositor y director de orquesta ya retirado, no tiene intención de volver a la carrera musical que ha abandonado hace tiempo, mientras que Mick, director aún en activo, intenta terminar el guión de su última película. Los dos amigos saben que su tiempo se acaba y deciden enfrentarse al futuro juntos. Pero a diferencia de ellos, nadie parece preocuparse por el paso del tiempo.
Desde el principio, este ha sido un ambicioso proyecto que, por segunda vez, después de Un lugar donde quedarse, ha rodado en inglés con un relevante reparto internacional. Pero al margen de eso y junto a una narración lineal que busca la intimidad con los personajes, Sorrentino emplea una estructura visual imaginativa para investigar sus relaciones y tejer el drama de los lazos que les atan, continuando con el estilo formal que marcan sus obras anteriores. Por lo tanto, después de haber pintado un fresco urbano de Roma, el director eligió para su nueva película un hotel al pie de los Alpes, una ubicación sumamente evocadora donde el horizonte se define por la majestuosidad del perfil de las montañas. En este sentido, la propia naturaleza, en su constante renovación, es un importante elemento narrativo y visual.
El film está embellecido, en efecto, por nombres de indiscutible categoría, incluyendo los ganadores del Óscar Michael Caine, Rachel Weisz y Jane Fonda, acompañados de Paul Dano y Harvey Keitel. El talento y la sensibilidad de estos actores ha fortalecido y enriquecido la película gracias a unas actuaciones destacadas en el último Festival de Cine de Cannes, donde la película tuvo su estreno mundial. La mayor parte de la película fue filmada en Suiza, pero también en Venecia, Londres y Roma.
