El argumento ha sido comparado a un motín y la película se ha convertido en el último gran éxito del país vecino, donde se colocó tras su estreno en el número uno en taquilla. Una comedia familiar sobre dos padres separados, que luchan por evitar la custodia de sus hijos, cuyo guion, firmado por Guillaume Clicquot, llegó a las manos del debutante realizador Martin Bourboulon hace cuatro años y quien nada más leerlo pensó que podría hacer una película muy divertida con un toque romántico sobre una pareja que pasa por una crisis. Los protagonistas, Florence y Vincent Leroy, han triunfado en todo. En sus trabajos, en su matrimonio, con sus hijos... Y hoy, quieren triunfar en su divorcio. Pero cuando simultáneamente les ascienden al puesto que cada uno siempre ha soñado, su vida de pareja se convierte en una pesadilla. Desde este momento, nada de tregua: los excónyuges modélicos se declaran la guerra y van a hacer cualquier cosa para no conseguir la custodia de sus hijos.
Bourboulon aseguró, en respuesta a preguntas de la prensa, que a la hora de trasladar el guion al cine se tomaron muchas libertades con la historia original y con los primeros borradores. «Alexandre y Matthieu -dijo- me ayudaron a resolver una ecuación difícil: cómo escribir un guion convincente para la película sin perder la frescura del original. También creamos un argumento secundario muy inteligente que se introduce en la primera mitad de la película y que nos permite familiarizarnos con los personajes principales. Es perspicaz en la medida en que permite que el tema principal aparezca más tarde, y por lo tanto no pierde fuerza. Los tres estábamos convencidos de que teníamos que hacer la película desde el punto de vista de los padres en lugar de limitarlo a los hijos. Yo quería una película generacional, fácil de identificar y que fuera fácil empatizar con los protagonistas. Queríamos ver a gente normal caer en la locura irracional, y comprobar cómo convierten una situación dramática en una comedia acerca de los sentimientos».
Por su parte, el guionista Alexandre de la Patelliere precisó que el objetivo inicial del realizador, muy claro, era hacer una comedia romántica un poco fuera de lo común: «El tono de la película -reveló- es muy libre, pero los personajes permanecen siempre creíbles: una pareja real, los niños reales, en situaciones reales. Uno de nuestros deseos era empezar con un hombre y una mujer simpáticos, una pareja de enamorados antes de que se separan y vayan a la guerra, sin tabúes. Para que algo se convierta en subversivo, el punto de partida tiene que ser normal, realista».
