Todo empieza con un enigmático mensaje del pasado que lleva a James Bond a una misión misteriosa en México capital y finalmente a Roma, donde conoce a Lucía Sciarra, la bellísima aunque prohibida viuda de un perverso criminal. Por otra parte, Bond se infiltra en una reunión secreta y descubre la existencia de una siniestra organización conocida como SPECTRE. Así se abre paso el agente 007 nada menos que en su vigésimo cuarta aventura en la pantalla grande, rompiendo todos los récords de longevidad de una saga cinematográfica. Lo hace al compás, de nuevo, del director Sam Mendes, que ya dirigió Skyfall, la anterior entrega y punto de inflexión, sin duda, de la serie. Naturalmente, porque además ejerce de productor ejecutivo, Daniel Craig vuelve a incorporar al agente británico con licencia para matar, tras haber hecho lo propio en Casino Royale en 2006, 007: Quantum of solace en 2008 y la citada Skyfall en 2012.
Un críptico mensaje del pasado lleva ahora a James Bond a una misión clandestina en México D.F. y finalmente a Roma, donde conoce a Lucía Sciarra, la bellísima aunque inaccesible viuda de un tipo siniestro que es una máquina de matar. En el extranjero, la misión de Bond no es otra que introducirse en el seno de un cónclave secreto, comprobando entonces la actividad de una organización criminal, SPECTRE, que ya apareció en seis ocasiones en la serie, concretamente en Agente 007 contra el Dr. No, Desde Rusia con amor, Operación Trueno, Sólo se vive dos veces, Al servicio secreto de su majestad y Diamantes para la eternidad.
Mientras tanto en Londres, Max Denbigh, el nuevo director del Centro Nacional de Seguridad, cuestiona las acciones de Bond y pone en duda la importancia del MI6, dirigido por M., Bond recluta en secreto a Moneypenny y a Q para ayudarlo a encontrar a Madeleine Swann, la hija del que fuera su archienemigo el Sr. White, de quien sospechan tiene la pista para desenmarañar la red de SPECTRE. Al ser hija de un asesino, Madeleine entiende a Bond de una manera en la que muy pocos pueden hacerlo. Al adentrarse en SPECTRE, Bond descubre una espeluznante conexión entre sí mismo y el enemigo al que busca.
El objetivo prioritario de los productores de la cinta era que la película siguiera la línea de su antecesora, Skyfall, no en balde fue un éxito a nivel mundial que recaudó más de mil millones de dólares. No sólo eso, ya que los personajes de Q (interpretado por Ben Whishaw) y Moneypenny (Naomie Harris) regresan tras su reincorporación a la saga en Skyfall, además del retorno del nuevo M (Ralph Fiennes). La oportunidad de explorar todas las historias de estos personajes fue de suma importancia para Sam Mendes, ganador del Oscar por la soberbia American Beauty y responsable también de Revolutionary Road. Para este último, «todo comienza con los personajes y quería explorar toda clase de aspectos diferentes de estos que dejé atrás en Skyfall. Hemos poblado el MI6 con toda una nueva generación de personas: un nuevo M, una nueva Moneypenny y un nuevo Q. Quería que esas relaciones crecieran y se desarrollaran».
Para el actor Daniel Craig, el cometido de SPECTRE era aún más simple. «Queríamos que fuese mejor -dijo- que Skyfall. Así de claro. No teníamos otra elección; teníamos que ser más grandes, mejores. Con Skyfall pusimos algo en marcha y queríamos ir más allá, experimentar un poco más». Y es que la sensación generalizada era que Bond rejuveneció al final de Skyfall. «Tuvo una sensación -apuntó Mendes- de nuevos comienzos y esto tuvo un gran impacto en SPECTRE. En la nueva película, el agente secreto más famoso del mundo es un personaje muy dinámico que controla su propio destino. Desde el principio tiene una misión precisa y nada ni nadie se interpondrá en su camino».
«En Skyfall la tendencia de Bond--recalcó el realizador- fue la de limitarse únicamente a reaccionar ante las circunstancias. En la primera secuencia estaba persiguiendo a alguien al estilo de siempre, pero recibe un disparo incluso antes de que los créditos aparezcan y durante el resto de la película va un paso por detrás de Silva, el personaje de Javier Bardem. Podría decirse que fracasó al final de Skyfall».
Los productores Michael G. Wilson y Bárbara Broccoli están de acuerdo. «Creo que esta película -apuntaron- trata principalmente del afianzamiento de Bond y Daniel interpreta al personaje con tal honestidad que realmente podemos sentir por lo que está pasando, tanto emocional como físicamente».
También es importante subrayar, como reiteró Mendes, que se reinterpreta por completo la visión de SPECTRE. «Lo que hacemos -precisó- es interpretar una especie de mito de la creación. No nos mantenemos fieles a ninguna versión previa de la historia de SPECTRE. Creamos la nuestra. Nuestro filme es una manera de redescubrir a SPECTRE y al súper villano, adaptándolo para esta generación».
