Aída Gómez (Madrid, 1967) se sube con diez bailarines al escenario del Teatro Mediterráneo de Alicante para presentar al público Almas, un espectáculo con música de Falla, Albéniz, Parrilla o Korsakov, entre otros, con la que quería «hacer algo importante de danza española que fuera cercano. Quería explicar que dentro de la danza española está el flamenco, pero no solo es flamenco. Mucha gente piensa que la danza española es algo súper añejo y creo que era interesante y necesario recuperar lo nuestro», apunta.

La directora de la compañía explica que Almas está compuesta por varias piezas diferentes que cada día se van completando «y que son durísimas de bailar, composiciones muy difíciles, muy rápidas, donde tienes que bailar clásico, flamenco o danza estilizada y el estilo va cambiando cada minuto».

Ella, que prefiere siempre la compañía «en la danza y en la vida» asegura que le gusta compartir las tablas con sus bailarines,«que tienen una formación increíble, y los lanzo jóvenes al escenario para que no tengan miedo, que una cosa es bailar para ti y otra para el público». Con ella bailan Christian Lozano, Yolanda Murillo, María Martín, Nuria Tena, Xavi Benaque, Víctor Martín, Juan Berlanga, Carlos Romero, Eduardo Guerrero y Lucía Martínez.

La danza es una parte esencial de la vida de Aída Gómez y subraya que «en el baile se ve cómo eres, como es la persona, la energía, la prepotencia... En la danza no tienes un texto, es lo que te sale del cuerpo, esa emoción sin hablar que es maravillosa».

Y su lucha es transmitir esas emociones a través del cuerpo para llegar al espectador: «Quiero traer al público para que se siente un momento y vea un mundo que no conocía porque sale nuevo, aunque no baile», explica la coreógrafa y bailarina, que tiene entre sus referentes a todos los grandes maestros de la danza «porque he tenido la suerte de caminar por el mundo siendo tan pequeña que me los he encontrado a todos en mi carrera, desde Antonio Gades a Pilar López o Granero. Me ha dado tiempo a estar con todos y siempre me he sentido en la obligación de que su baile no muera», aunque reconoce que «a veces me he visto muy sola pero sientes que es tan obvio y eso te hace mucho más fuerte».

Aída Gómez considera que la danza española está «mal valorada» en nuestro país, «lo que es nuestro parece que no tiene mucha importancia y es curiosísimo que fuera de España sepan valorar nuestro carácter. Tenemos una danza tan directa, con esa velocidad, que además se hace fácil al público, ya sea con palillos o con escuela bolera», explica, tras recordar que este arte quedó en cierto modo arrinconado cuando en los años ochenta emergió con fuerza la reivindicación de la danza contemporánea en España, «pero ahora tiene que haber un equilibrio, no se puede aupar una cosa para dejar de lado otra. Imagina que un músico solo toca cosas de Tomás Marco y nada de Mozart o Puccini. La danza española sigue viva y hay que empezar a valorarla porque esto es único», manifiesta convencida.

Con un diseño de luces en su espectáculo del alicantino Juanjo Llorens, la compañía de Aída Gómez reunirá en Almas los mejores solos y pasos a dos de su carrera a través de una cuidada selección de estilos y formas.