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Cantante de Ilegales

Jorge Martínez: «La ira es un mecanismo muy sano»

Uno de los platos fuertes del Iberia Festival será la actuación de Ilegales

Jorge Martínez: «La ira es un mecanismo muy sano»

Está preparado para el Iberia Festival de Benidorm?

Ahora [en el momento de la entrevista] me pillas eligiendo armas, estoy frente a las guitarras. Voy a llevar alguna de esas sobre las que todo el mundo habla y que nadie ha visto. Estoy dudando, igual me llevo más. Lo que es seguro es que vamos a ir bien armados a Benidorm.

¿Le gusta el cartel del festival?

Sí, mucho. Somos muy mala compañía, que siempre es la más aconsejable. Las buenas compañías acaban aburriéndote. Espero que sea una tarde-noche memorable. No me pienso ir del escenario hasta las 3 de la mañana. Voy a pedir prórroga.

¿Cómo ve que los jóvenes sean seguidores de Ilegales?

Me parece normal, en Estados Unidos van hasta tres generaciones juntas a los conciertos, aunque allí se reproducen más rápido. A mí me gustan los Stones o Elvis Presley. Y no digamos los bluesman antiguos. El rock no es una cuestión de edad. Pedir mucho sería asistir a uno de los estrenos de Mozart. Eso si que sería emocionante. En Benidorm queremos que vaya muy bien, que no exista ningún desliz y evitar sorpresas. Sé que esto resta emoción a los conciertos. El destino siempre hará que falle un cable, son las cosas del diablo.

¿Hay grupos actuales en los que se nota la influencia de Ilegales?

Hemos influido en muchos grupos, somos referencia. Aunque el estilo de Ilegales no se puede imitar mucho. De los conjuntos actuales me quedo con UHP, Mota Blues y Combo Espectro. De la anterior hornada me gustó Triángulo de amor bizarro. Hay gente buena, con un sonido interesante. Soy de los que va a los conciertos. Puede que oigas cosas malas pero te arriesgas a perderte lo bueno. Vale la pena aguantar el chaparrón para encontrar algo maravilloso.

¿Por qué ha dejado aparcado el proyecto de Jorge Ilegal y los Magníficos?

Porque no consigo que funcionen dos grupos al mismo tiempo. La trayectoria de Ilegales es imparable en estos momentos y pronto vamos a estar en América. El otro proyecto es valioso y en algún momento regresaré a él. Ahora tenía material para sacar dos discos con Ilegales y de momento hemos editado uno: La vida es fuego. Estoy revisando canciones, ya tengo elegidas seis para el próximo álbum. La vida es fuego es muy reciente y sería una excesiva demostración de fuerza publicar dos trabajos el mismo año.

¿Ilegales es un grupo comprendido por el gran público?

No hemos sido comprendidos. La gente reacciona bien con lo que no comprende, quiere apropiarse de ello, así que lo bueno es que compraban nuestros discos. Lo mejor es que después nos han seguido comprando y esa costumbre nos favorece. Con el paso del tiempo hemos sido más comprendidos, muchos han descubierto que nuestras letras tenían doble o triple sentido. Ahora el público hace un mayor esfuerzo intelectual aunque alguno ha tardado 30 años en darse cuenta de lo que queríamos decir.

¿Siguen teniendo cosas que decir?

El mundo circundante es estimulante. Pasan cosas y es imposible no sentir su influjo. El devenir de la historia nos deja atónitos, nos llena el discurso, nos reta constantemente. Es inevitable que fluyan pensamientos iracundos. La ira es un mecanismo muy sano. Esto existe desde los tiempos de griegos y romanos, el punk es antiguo. Ahora le llaman crítica social. La literatura clásica ya ejercía este tipo de descripción. No somos originales.

¿Cómo ve el presente?

La especie humana es previsible y no ha cambiado tanto en los 35 años que lleva funcionando Ilegales. La canción Tiempos nuevos, tiempos salvajes sigue describiendo el momento actual. Parece que constantemente se repiten las historias, las pautas de conocimiento son iguales. Pese a los avances tecnológicos arrastramos las mismas virtudes y los mismos defectos. Los humanos somos capaces de lo mejor y de lo peor. Ilegales también.

¿Mantienen la misma mordiente?

Creo que no nos hemos erosionado en absoluto. Estoy en un buen momento de forma física a pesar de que tengo 60 tacos. Es una cuestión de familia, mi padre y muy abuelo eran así. Tengo antecedentes guerreros, somos unos asesinos. Es muy diferente ver a Ilegales que a otros grupos. Se aprecia mucho nuestra fuerza en el escenario. Intentamos que no se nos note demasiado, no queremos dar una sensación de excesivo peligro. Pero nos resulta imposible.

¿Sigue viviendo en Asturias?

Sí, en el centro de Oviedo. La verdad es que he cambiado mucho de sitio y eso está bien. Te hace un poco inadaptado al principio y luego te convierte en adaptable. Me encuentro bien en Asturias, me voy a encontrar bien en Benidorm y dentro de poco también lo estaré en Quito o Santiago de Chile. De esta forma el mundo te parece más acogedor, todos los lugares se parecen bastante. He oído a grupos decir que Nueva York es una ciudad muy dura y a mí no me lo ha parecido nunca.

¿Echa de menos su etapa en televisión?

Hubo un momento en que era divertido. Luego acabó siendo triste y difícil. Al principio tratábamos temas con cierto interés. Al final hablábamos de chismorreos de forma cruel. Pagaban bien pero decidí desaparecer. Lo que me gusta es tocar la guitarra. No sé cómo estará el mundo de la televisión ahora, la tengo desconectada desde que se produjo el apagón analógico. También aproveché para desconectar el frigorífico. Vivo mucho mejor desde entonces, tengo mayor calidad de vida.

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