Las parodias de Los Morancos llegan mañana (23 horas) a la plaza de toros de Alicante a través de En positivo 2. El nuevo espectáculo de la pareja de hermanos, que ya llevan 36 años sobre los escenarios, pretende lanzar un mensaje optimista entre problemas económicos y corrupción política. La cita tendrá también carácter solidario ya que antes de que dé comienzo la actuación se llevará a cabo una recogida de material escolar y alimentos en el coso taurino, acción puesta en marcha por la Fundación Globalón y la productora Horizonte Musical. Antes de llegar a Alicante, la mitad del dúo, Jorge Cadaval (a la izquierda en la imagen junto a su hermano César), atiende la llamada de este periódico.
Sorprende que su espectáculo se celebre en una plaza de toros y no en un teatro...
A mí me gusta actuar en plazas de toros. Cuando el montaje es bueno, queda estupendamente, son un auditorio magnífico. Estuvimos entre septiembre del año pasado y mayo en el Teatro Apolo de Madrid con En positivo 2. La respuesta del público fue magnífica, así que ahora llevamos el espectáculo por toda España y sigue funcionando bien para los tiempos que corren. Es muy divertido y permite que la gente se olvide de sus problemas durante hora y media.
Antes de hablar sobre la trayectoria de Los Morancos quería preguntarle por Lina Morgan...
Hemos trabajado varias veces con ella y el recuerdo que tengo es buenísimo. Tuvimos la oportunidad de conocerla y verla en el teatro y en la televisión, en Hostal Royal Manzanares. Era un encanto como profesional y ha hecho reír a mucha gente. Se ha ido una artista muy grande en este país. Como persona y compañera era magnífica, siempre se portó bien con mi hermano y conmigo.
El vídeo La Pelotera de Los Morancos sobre la crisis griega lleva más de un millón de visitas en YouTube, ¿cómo se explica que ocurran fenómenos así en Internet?
Hemos montado una buena (risas). Con los cuatro o cinco vídeos que hemos subido hemos llegado a los ocho millones de visitas. Se ha visto que hay una oportunidad ahí y nos va bien la historia. Esta ventana supone el futuro, es positivo. Nuestro propósito es subir un par de vídeos al mes, tenemos que formar parte del tiempo que corre. Mantenemos mucho contacto con la gente joven porque tenemos quince sobrinos.
¿En televisión sigue habiendo hueco para ustedes?
Acabamos de hacer un programa en La 1 como presentadores y no ha funcionado nada. No sé si ha sido por el horario o por no haber hecho lo de siempre. Como experiencia ha sido positiva. Los Morancos seguimos estando ahí, eh. Cuando vamos a un teatro o a una plaza de toros lo petamos. Y todavía recibimos ofertas de televisión. Lo que pasa con nosotros es que creo que somos más de late night que de prime time.
Como reza el título de su espectáculo, el mensaje que trasladan Los Morancos es positivo...
Nuestro mensaje es positivo ante la crisis que ha habido en este país. No hay que ver las cosas en negativo, ser optimista te alivia mucho más. Hay gente que lo está pasando verdaderamente mal, que ha terminado su carrera y ahora no encuentra trabajo. Hay que darle una vuelta a esta situación porque la vida son dos días y nosotros ya llevamos vivido uno y parte del segundo. Por eso ofrecemos un espectáculo muy bien presentado, que funciona de maravilla.
¿Cómo aguantan 36 años juntos como pareja sin separarse?
En verano es cuando más separaciones se producen (risas), con los hijos y ese follón. Nosotros somos amigos, hermanos y nos respetamos mucho. Tenemos broncas como todo el mundo pero a los cinco minutos se nos olvida todo. No merece la pena enfadarse. Aunque a veces viene bien discutir para quitarse cosas de la cabeza y decir lo que se piensa. La clave es que César y yo somos bien avenidos.
¿Les han ofrecido actuar en solitario en alguna ocasión?
Nos lo han ofrecido pero los dos estamos a gusto. Hemos hecho algo por separado, como ser jurado en programas de televisión, pero nada que tenga que ver con Los Morancos. No me lo he planteado en ningún momento aunque nunca se sabe. Lo importante es que nosotros no hemos perdido la ilusión y todavía nos queda mucho por demostrar. El público que viene a vernos y llena los teatros se merece todo el respeto. Nosotros seguimos divirtiéndonos sobre el escenario y eso se nota una barbaridad. Eso sí, algún día me gustaría jubilarme, aunque no dejaré de ser simpático.
