Reúne 17 años después a dos nombres ilustres del Hollywood actual, los veteranos Bill Condon e Ian McKellen que ya trabajaron juntos en 1998 en un producto antológico, Dioses y monstruos, que describía los últimos días de vida del famoso realizador de cine de terror James Whale, que firmó un puñado de cintas de terror de la productora Universal. Condon consiguió el Oscar al mejor guión por la película, en tanto que Ian McKellen, derrotado por el Russell Crowe de Gladiator, fue nominado al de mejor actor, circunstancia que repetiría años más tarde por El Señor de los Anillos. Basada en la novela Un sencillo truco mental de Mitch Cullin, nos presenta a un Sherlock Holmes ya nonagenario pero con una mente aún privilegiada. McKellen se pone en la piel del investigador más famoso de la Historia acompañado por Laura Linney, nominada al Oscar en tres ocasiones por Puedes contar conmigo, Kinsey y La familia Savage, que interpreta a su ama de llaves y madre de Roger, el niño que ayudará a Sherlock a resolver su último gran misterio.
1947.Nos citamos, en efecto, con un Sherlock Holmes jubilado que lleva una vida tranquila cuidando de sus plantas y abejas. Tiene una mente brillante, pero su época dorada de investigador ya ha terminado y lleva tiempo sufriendo los estragos de la senilidad. Roger, el hijo de 14 años de la señora que cuida la casa tiene en Holmes a una figura paterna. Ambos reabren un caso que sigue sin resolver y sus pesquisas les llevarán a obtener respuestas a cuestiones referentes tanto al caso como a un antiguo amor del viejo Sherlock. Gracias a esta investigación, Roger descubrirá el arte de la deducción y Holmes aprenderá algo más importante: una lección de humanidad.
La película está ambientada en 1947, en la etapa final de la vida de Holmes, cuando el detective regresa de un viaje a Japón en el que ha sido testigo de la devastación de las armas nucleares. Se ha instalado en una apartada residencia campestre junto al mar, cuidando de sus abejas, y con la única compañía de los la citada ama de llaves y de su hijo, en el que comenzará a apoyarse para mitigar la pérdida de sus habilidades mentales. En esas circunstancias, y con la soledad como permanente telón de fondo, intentará recordar los detalles del antiguo caso que le hizo retirarse y abandonarlo todo (incluso a Watson), y a la vez resolver los misterios de la vida, el amor y la pérdida de los seres queridos.
