Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

«Don Juan es paradigma del agresor social»

«Don Juan es paradigma del agresor social» efe/TONI GARRIGA

Aanda sobre los escenarios convertida en la madre de Jesús con El testamento de María, de Colm Tóibin. Y abajo de las tablas tras cargarse el mito de Don Juan Tenorio, de Zorrilla, dirigiendo este clásico en versión de Juan Mayorga.

Dicen que ha ajustado cuentas con el Tenorio sin titubeos...

Vamos a ver, yo sé que me estaba enfrentando a uno de los mitos más importantes de nuestra literatura. Pero siempre he tenido la sensación de que a pesar de que todos sepamos que es un personaje negativo, se le ha convertido en un abanderado de la seducción, de la libertad, de la transgresión; y a día de hoy decir a un señor que es un don Juan es un piropo, cosa que no he entendido nunca. El texto de Zorrilla no va de eso para nada. Don Juan no tiene respeto por nada, maltrata a las mujeres, abusa de ellas, las engaña, destroza lo que tiene a su alrededor. Me parece el paradigma del agresor social, y yo no quiero tener a un tipo así como icono. He intentado quitar ese halo de romanticismo que le hemos puesto. Él decía: «Por donde quiera que fui la razón atropellé... y a las mujeres vendí». No sé que tiene eso de romántico.

Ni seductor, ni galán, ni nada, más bien un psicópata, un criminal... Nos ha tumbado al mito. ¿Ahora que hacemos?

Normalmente es bastante incómodo para la gente darse cuenta de que le gusta algo que no mola nada y se crea una extraña incomodidad, pero también hay gente que redescubre a un personaje y le hace reflexionar. Esa ha sido mi intención. Es un personaje de época, pero sigue estando en nuestra sociedad, aunque no lleve capa y espada. ¿Molesta verlo así? Pues probablemente, pero mi intención era traerlo a hoy para preguntarnos por qué nos sigue gustando un personaje que lo que hace es injustificable en cualquier época.

¿Desde el principio su objetivo fue tumbar al mito y así se lo transmitió a Juan Mayorga o fue algo compartido?

El punto de partida no era tumbar al mito, porque no se tumba así como así, sería absurdo por mi parte. Tenía claro cómo quería contarlo porque lo he leído tantas veces y lo tenía tan estudiado... Le conté a Juan mi punto de vista y él lo que hizo fue contemporanizar el texto y ha sido profundamente respetuoso con el verso de Zorrilla. Él no se lo había planteado nunca así. Y trabajar con él es un privilegio, es un gran autor y un gran conocedor del teatro clásico.

Pistolas, hip hop... ¿Los clásicos entran mejor si se llevan a lo contemporáneo?

No es necesariamente algo que haya que hacer. La última versión que hice de un clásico, el Segismundo de La vida es sueño, también con Mayorga, no se trasladó al mundo contemporáneo. Hay obras que lo piden y otras que no. Me interesaba hacerlo en Don Juan porque ese personaje sigue presente. Ahora no se mata con espadas sino con una pistola. Pero no creo que eso sea el ideal para que los clásicos lleguen más.

El binomio Mayorga-Portillo parece que funciona a la perfección.

Con Juan tengo la sensación de tener la suerte de ser contemporánea de Lope de Vega, de poder sentarme con él a tomarme un vino y es alguien con quien quiero trabajar el resto de mi vida.

¿Hay muchos tenorios hoy en día, me refiero al suyo?

Claro que los hay. ¿Qué opinas de Strauss-Kahn, un hombre con poder, con dinero, o Berlusconi?

Defíname la política cultural española en estos momentos.

Escasísima y lamentable. Para mí es algo que va relacionado con la educación y la cultura. Tienen que ir de la mano por fuerza y si la cultura no está presente en la educación, y no lo está, pues vamos muy mal. En tiempos de crisis hay prioridades, pero si queremos construir una sociedad mejor no es todo el dinero, es la educación y fomentar la cultura.

El teatro nunca muere... pese a los intentos por matarlo.

Si tenemos en cuenta que las primeras manifestaciones teatrales son casi de la edad de piedra y no han acabado con nosotros pues será por algo. La gente tiene necesidad de ver su vida desde los ojos de otros.

¿Hay motivos para la esperanza?

Yo nunca la he perdido ni la voy a perder. Confío en algo que es fundamental: las personas, la gente. Tenemos que apoyarnos en la gente, que es lo mejor que hay.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats