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Torrente 5: Misión Eurovegas

El icono más inefable del cine español vuelve a las salas con su quinta entrega

Torrente 5: Misión Eurovegas

Fiel a sus compromisos de rodar nuevas secuelas siempre que se cubran los objetivos en taquilla previstos, el inefable y genuino Torrente vuelve a las pantallas españolas con su quinta aventura, Misión Eurovegas, que vuelve a poner en solfa los ingredientes típicos y archiconocidos de su cine y del personaje. Santiago Segura retoma todas las responsabilidades de su trabajo, erigiéndose en director, protagonista, guionista y productor, para involucrar al exdetective secreto en una trama muy vinculada a la realidad politica del país de estos momentos. Tomamos contacto con él cuando sale de la cárcel en 2018, en el seno de una España que a medida que va conociendo siente que no se adecúa a sus ideales y decide convertirse en un «fuera de la ley». A través de un contacto de su estancia en prisión, Torrente localiza a John Marshall, la persona que se ocupó de supervisar la seguridad cuando se planificó el principal casino-hotel de Eurovegas. Es el más indicado para planear un golpe. Marshall le explica la necesidad de organizar una banda de especialistas, que Torrente se encargará de reclutar entre sus «contactos». El golpe del siglo está en marcha.

Convertido casi en un fenómeno sociológico, Torrente ha sabido superar todas las dificultades propias de la crisis del cine, incluso la de subir el IVA al 21 por ciento, para seguir atrayendo a un auditorio fiel que no suele leer las críticas y que disfruta con las considerables dosis de chabacanería y vulgaridad que desprenden sus actuaciones. Nació en 1998 con Torrente, el brazo tonto de la ley y sucesivamente, superando cada una de ellas las recaudaciones notables de la anterior, han ido estrenándose Torrente 2: Misión en Marbella en 2001, Torrente 3: el protector en 2005 y Torrente 4 en 2011. Si esta última tardó seis años de hacerse realidad, el plazo más largo hasta el momento entre dos secuelas, ahora apenas han pasado tres para que nos llegue la quinta y, de momento, última entrega.

Con un amplio reparto en el que figuran nombres como Julián López, Angy Fernández, Neus Asensi, Carlos Areces, Jesús Janeiro y Fernando Esteso, lo más notable, sin duda, es la presencia del actor norteamericano Alec Baldwin, que incorpora a John Marshall. Con un presupuesto de 8,5 millones de euros, que es una cifra considerable en el cine español, el rodaje se inició el 25 de noviembre del pasado año y se ha prolonga hasta el pasado 10 de marzo. Se han empleado localizaciones de la Comunidad de Madrid, de Ciudad Real y de la República Dominicana.

La clave de esta nuevo episodio de la saga radica, sin duda, en la peculiar banda que Torrente ha logrado aglutinar en esta complicada misión. Son, realmente, tipos impagables, que están perfectamente definidos en el más puro estilo de la terminología de Torrente. Así, Cuco es politoxicómano pero lo está dejando (de hecho lleva veinte años dejándolo). Ramiro Cuadrado es un excompañero de Torrente, expulsado del cuerpo injustamente (igual que Torrente) es un experto en todo tipo de procedimientos delictivos (y además está casado con Mari Carmen sin sus muñecos). Chiqui, la novia de Cuco, por su flexibilidad y estatura (y porque no encuentran nada mejor) hace que su perfil sea el indicado para la realización de parte del plan. Manolito Barragan es el confidente de Torrente desde hace años, capaz de cualquier cosa con tal de mejorar su infrastatus social. Antoñito, pese a que Torrente sea su amigo, sigue resentido porque se le deban seis mil pesetas de whisky, la crisis económica le ha hecho traspasar el bar y montar un negocio de taxis.

Bigotes & Dientes son dos hermanos de Linares a los que Torrente conoció en la cárcel y cuya habilidad con la informática les hace perfectos candidatos para integrarse en la banda. Genaro es amigo de Cuco y abandona su trabajo repartiendo bombonas de butano para unirse al golpe. Desempeñará el papel de artificiero a pesar de sus escasas cualificaciones. Un peligro. Paqui es amiga de Chiqui, y, como en toda banda criminal que se precie, es imprescindible una mujer seductora o atractiva. Finalmente, Marshall es un hombre de mundo que decide organizar el golpe al sentirse maltratado por la sociedad (en concreto la comunidad de Madrid que no le ha pagado su trabajo en la construcción del Casino).

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