Mañana, a las 13 horas, se inaugura la exposición retrospectiva del artista Javier Pastor en Castell de Guadalest que permanecerá durante los meses de octubre, noviembre y diciembre. En esta exposición vamos a poder ver parte de sus series abstractas.
Regreso a Itaca es una de las series de Javier Pastor comprendida entre el 2006-09. Es el reflejo de éste tránsito sin acabar de estos últimos 15 años de trabajo en los que se sumergió en la abstracción. Kavafis en su poema Itaca, recomienda que: pidamos que ese viaje sea largo, lleno de experiencias y no tener temor de todo lo que te acecha. Si se tiene la mente limpia y la emoción toca tu cuerpo y espíritu, nada te impedirá seguir tu camino. Siempre debes tener en cuenta dónde quieres llegar y el premio no será el final, será ese largo recorrido, el camino en sí.
Javier está todavía en el camino, cada vez más seguro y realizando obras más complejas y grandiosas. A través de sus series, una tras otra, podemos ver claramente el hilo conductor de su obra. Comienza con El Laberinto a finales de los 90. Es la serie más intimista, la búsqueda del yo, el mirar al interior y reconocerse uno mismo. Todo laberinto se aplica a los caminos difíciles, pasar por ellos es como un rito de iniciación. Es el centro espiritual oculto y si se sale de él vemos la luz. Javier evocando al Laberinto del Minotauro encuentra a Ariadna, que lo lleva del interior oscuro al punto de luz que es el amor.
África es la serie que crea su yo pictórico. Ya ha interiorizado en si mismo y refleja la cultura Dogom, cultura cosmológica, técnica y científica. Sus construcciones en vertical, sus dibujos y esculturas totalmente extrañas a la nuestra. Javier la asimila como propia, recoge su esencia y la expone con su propia visión. Es una serie muy bien pensada, llena de puertas que nos conducen a otros conocimientos. La armonía de los colores, el enlace de unos con otros sin roturas. Y sobre todo compositivamente esas franjas verticales que son pilares de una cultura fuerte y autentica.
Utiliza el puente como icono de comunicación, de unión. Ésta serie de los puentes es de gran formato, todas sus obras tienen un gran ritmo, el juego de arcos y pilares, superposición de tonos y formas, transparencias y juego de espacios vacíos, hacen de ella un conjunto armónico donde cada cuadro nos da paso al siguiente en perfecta comunicación.
Su viaje a Itaca está en camino todavía, tiene mucho que decir y mucho que expresar. Lo que es cierto es que en el camino que lleva recorrido lleno de experiencias y personas, le ha enriquecido, haciendo que su obra sea serena, armónica, estudiada, bien ejecutada y sobretodo muy bien compuesta y pensada.
Museo Municipal Casa Orduña, Guadalest De octubre a diciembre de 2014
