Septiembre es el mes de la vuelta al colegio, de la lluvia, del jersey, de las hojas secas y del vino. No hace mucho, la vendimia marcaba los tiempos, cuando todo era campo y la gente vivía cada hora del día. Antes y ahora, la provincia de Alicante presume de contar con tierras y hombres que saben y entienden de estas labores. Sacar de la tierra sus frutos y elaborar vinos de reconocido prestigio internacional.
Tierras generosas que saben responder al esfuerzo de sus gentes. Caracterizada por la combinación de suelos muy especiales, climas templados y humedades relativas, la vid alicantina se desarrolla a los largo de muchas hectáreas con gran riqueza de variedades.
Don del que pueden presumir todas sus comarcas y que ha dado pie para el desarrollo de un sector en pleno auge, el enoturismo. Visitas a bodegas, hoteles y otros alojamientos relacionados con el mundo del vino, vinotecas, restaurantes donde el maridaje entre el vino y cocina de calidad son los protagonistas, museos del vino, centros culturales dedicados a la cultura vinícola, centros de vinoterapia, empresas y organismos que preparan rutas de turismo del vino.
Una industria que refleja cifras optimistas, si en 2012 fueron 16.000 las visitas, el pasado año llegaron a 23.000, esperándose resultados más elevados para este año en la provincia, ascendiendo a 1.689.209 las visitas que se ralizaron en el sector (datos recogidos por Rutas del Vino de España).
Aunque se cuenta con amplio catálogo de variedades de uvas, las de mayor implantación son Moscatel de Alejandría, Monastrell y Alicante Bouschet. Además de Merseguera, Verdil, Planta fina de Pedralba, Macabeo, Airén, Chardonnay y Sauvignon Blanc (blancas) y Bobal, Garnacha tinta (gironet), Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir, Syrah y Petit Verdot (tintas).
Un fértil sustento al que se une la especial climatología mediterránea para dar a conocer al mundo nuestros «estilos de vino». Amplio abanico de vinos que maridan a la perfección tanto con la gastronomía tradicional como con los platos actuales.
El vino Alicante, vino tinto de color rojo intenso, cuerpo destacado y aromas frutales. Moscatel Alicante, dulce de licor realizado con esta variedad al 100%, con amplia gama de color desde el amarillo pajizo y brillante hasta tonalidades ambarinas con reflejos dorados. Destaca su aroma floral, toque elegante y fresco que le otorga versatilidad. Los vinos nobles y añejos que resultan complejos, intensos, de sorprendentes colores y llenos de historia. En cuanto a los espumosos, existen variedades aromáticas para los elaborados con moscatel, frescos e idóneos para combinar con la amplia dieta mediterránea. Sin olvidar el vino Fondillón, conocido hace muchos siglos como «Alicante» es uno de los cinco vinos con derecho a nombre propio, junto al Champagne, el Jerez, el Oporto y el Cava y ha sido declarado como uno de los «Vinos de Lujo» europeos.
El vino Fondillón es un vino dulce elaborado exclusivamente en la D.O. Alicante y con uvas de la variedad Monastrell. Se trata de un vino rancio pero con más semejanzas con los vintages de Oporto que con los vinos rancios catalanes. Es un vino dulce muy especial y delicado, caracterizado por una alta graduación de unos 18º proveniente del azúcar existente en las uvas Monastrell sobremaduradas en la propia cepa y añejado durante muchos años, al menos una década, en toneles de roble siguiendo un proceso tradicional propio. Desde el siglo XV, las referencias históricas y literarias al vino Fondillón o Alicante son continuas. Fue uno de los primeros vinos con «Denominación Real» y hasta el siglo XIX fue uno de los vinos preferidos por la realeza, aristócratas e intelectuales. Hay referencia al vino Fondillón de Alicante en obras de Shakespeare, Daniel Defoe, Dostoievsky o Julio Verne.
