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En el ojo de la tormenta

Luchando contra los desmanes de la naturaleza

Dos cazadores profesionales de tormentas persiguen un tornado que es el auténtico protagonista

Luchando contra los desmanes de la naturaleza

Está contada a través de los ojos y de los objetivos de cazadores profesionales de tormentas, aficionados en busca de emociones y valientes vecinos de la ciudad y pretende conducir directamente al espectador al ojo de la tormenta para experimentar lo que ofrece la Madre Naturaleza en sus momentos más extremos. Es el segundo largometraje de Steven Quale, que debutó en 2011 con Destino final después de una experiencia más que interesante como realizador de la segunda unidad en títulos tan llamativos como los dos de James Cameron, Titanic y Avatar. Es obvio que se ha especializado en convocar las emociones fuertes en su trabajo. En esta cinta la acción se desarrolla en un solo día, cuando la ciudad de Silverton es azotada por una serie de tornados sin precedentes. Toda la población está a merced de ciclones erráticos y mortales, mientras que los cazadores de tormentas predicen que lo peor está aún por llegar. La mayoría de las personas buscan refugio, mientras que otras corren hacia el vórtice, poniendo a prueba hasta dónde está dispuesto a llegar un cazador de tormentas para conseguir esa foto única que solo se hace una vez en la vida.

Lo más relevante, sin duda, del rodaje es que el equipo se topaba con tornados demoledores. Un día de filmación la cosa comenzó, como era costumbre, con absoluta normalidad a una hora al norte de Detroit, en Michigan. Parecía otro tranquilo día de verano en el idílico campus de la Universidad de Oakland. Las clases habían terminado y, de no ser por algún que otro profesor, las instalaciones estarían desiertas. Pero, justo tras superar una extensión de césped recién cortado, se vislumbra el desastre. Coches aplastados, cristales rotos, una furgoneta del servicio meteorológico del revés, basura y árboles caídos abarrotan el aparcamiento. Todo es un caos excepto un vehículo de interceptación de tornados tipo tanque conocido por sus iniciales T.I.V. y apodado Titus, capaz de soportar el envite de los elementos que acaban de dejar todo este desastre tras de sí.

Y entre todo este desastre, el actor británico Richard Armitage y sus compañeros de reparto estadounidenses Sarah Wayne Callies y Matt Walsh se esfuerzan para dar la vuelta a la malograda furgoneta. Un tornado con el que nadie contaba acaba de destrozar un concesionario de coches, arrasando no solo los turismos, sino también la serenidad de los personajes. En el rodaje de desastres dirigido por Steven Quale, pocos excepto Titus están preparados para hacer frente al poder caótico y destructivo del viento. De hecho, fue la total imposibilidad de predecir los tornados lo que atrajo al director Steven Quale a esta película. Utilizando un cable de remolque, Titus -con la colaboración de los actores- ayuda a solventar los problemas provocados por el tornado. Con una sacudida, la furgoneta vuelve a colocarse sobre sus cuatro ruedas. Pero tal y como ilustra esta escena, aunque los humanos puedan reconstruirlo todo y volver a ponerse en pie, no se puede evitar la ira arbitraria de la naturaleza.

En palabras de Quale: «El tornado es uno de los protagonistas de la película. En cierto sentido, es su principal protagonista. Ese ha sido mi lema durante todo el rodaje. No quería hacer una película de acción de Hollywood más, sino una que le hiciera sentir a uno que está ahí con una cámara grabando el poder de la tormenta». El director espera que En el ojo de la tormenta atraiga al público tanto por sus increíbles efectos visuales como por su atractivo drama humano. Ese drama llega de pronto cuando un tornado irrumpe en la ceremonia de graduación de un instituto en el Pasillo de los Tornados. El vicedirector, profesor, entrenador y padre de dos alumnos, Gary Morris, interpretado por Armitage, establece rápidamente un vínculo con Allison Stone, a la que da vida Sarah Wayne Callies, cuando, en un momento de máxima tensión, Gary la salva de uno de los tornados.

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