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Grace de Mónaco

Princesa de un cuento de hadas

Está ambientada en 1962, seis años después de la celebrada «boda del siglo» y ofrece una imagen íntima de un año en la vida de la princesa más icónica del siglo veinte, Grace Kelly, en el momento en que intenta conciliar su pasado con su presente. Resume, en definitiva, el anhelo por regresar a la gran pantalla y su nuevo papel como madre, monarca de un principado europeo y esposa del príncipe Rainiero III. En estas circunstancias y mientras considera la propuesta de Alfred Hitchock para volver a su carrera en Hollywood, que le ofrece la oportunidad de protagonizar su nueva película Marnie, la ladrona, Grace se encuentra en una encrucijada entre la vida que siempre pensó que quería o aceptar el papel de la mujer en la que se ha convertido: Su Alteza Serenísima la Princesa de Mónaco.

Grace se encuentra en medio de una crisis personal cuando los planes de modernización de Rainiero para un Mónaco renqueante se ven paralizados por el presidente de Francia, Charles de Gaulle, que amenaza con imponer impuestos franceses y reclamar el principado a la fuerza. La cinta está dirigida por Oliver Dahan, convertido en un cineasta internacional gracias a La vida en rosa y autor también de títulos como Erase una vez, Los ríos de color púrpura 2, Un gran partido2 y Nuestra canción de amor. Según sus palabras, la película es una saga histórica y romántica que cuenta la historia de Grace Kelly y su ascenso hacia el papel más grande: el de Princesa de Mónaco. «La historia del Principado de Mónaco -dijo- es particularmente rica y siempre ha contado con un aura de glamour. Las relaciones entre Francia y Mónaco no siempre han sido fluidas, pero lo que nos interesa en esta película es cómo la reciente llegada de estrellas de Hollywood influenciará y dejará su marca en las relaciones franco-monaguescas. Una especie de choque de culturas».

Para el cineasta, el público tiene un gran apetito, además de cierta fascinación, con las historias de princesas y familias reales. «La fiebre -prosiguió- de los medios que rodean las bodas reales es la mejor prueba de ello. Pero aquí, observamos esta familia real a través del prisma del destino histórico y las enormes obligaciones que acarrean, y llegamos a un entendimiento de cómo los retos de un pequeño evento histórico permite que cada personaje crezca, en particular, la Princesa Grace de Mónaco. Como director, sé que Grace de Monaco se encuentra en el cruce de varios temas que me son queridos, tales como el peso de la historia sobre las personas, el aura que emanan ciertas mujeres en su tiempo y la fascinación creada por épicas personales como las de Grace Kelly y Edith Piaf.

Según reiteró, con este largometraje le gustaría filmar una realidad traspuesta que, poco a poco, revele todos los detalles no sólo a través del trabajo de cámara y los decorados, sino en la cronología narrativa de manera que el espectador gradualmente llegue a entender, a través de los ojos de Grace, los retos de la época y los acontecimientos que vive.

Nicole Kidman aceptó el reto de incorporar a Grace en un momento no demasiado brillante de su carrera, tras aparecer en títulos como El chico del periódico, Bajo amenaza, Stoker y Un largo viaje, que no fueron demasiado satisfactorios de cara a la taquilla. La decisión le supuso colaborar con un reparto de lujo en el que destaca la presencia de Paz Vega en el papel de la diva María Callas y nombres como Tim Roth (Príncipe Rainiero), Frank Langella (Padre Francis Tucker), Parker Posey (Madge), Milo Ventimiglia (Rupert Allan) y Robert Lindsay (Aristóteles Onassis).

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