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Dom Hemingway

Una comedia de alto voltaje

Una comedia de alto voltaje

Pretende ser una comedia de alto voltaje protagonizada por un personaje, el Dom Hemingway del título, que surgió de la mente del guionista y director Richard Shepard, conocido por la película, nominada al Globo de Oro, Matador, una vuelta de tuerca al thriller de sicarios que interpretaron Pierce Brosnan y Greg Kinnear, y por La sombra del cazador, un crudo relato sobre la guerra de los Balcanes con Richard Gere. En la cinta que ahora se estrena Shepard concibe una historia criminal desde un punto de vista original: el de un delincuente audaz, violento y vengativo, con una reiteradamente escasa fortuna, que personifica, sin embargo, todos los anhelos, las contradicciones y la desesperada angustia de la vida contemporánea.

En una aventura que transita bruscamente desde una cárcel británica hasta el sur de Francia e implica un envite criminal donde la hombría de Dom se halla en juego, Shepard analiza al personaje en términos de definitiva paradoja del ser humano. Por muchos estragos que genere donde quiera que vaya, el espectador no puede sino esperar que, no obstante, e increíblemente, Dom encuentre la redención.

El actor que encarna a semejante individuo es Jude Law, que se mete en la piel de un hábil y arrogante ladrón de cajas fuertes, que también es muy listo, está muy perturbado y rebosa una exultante energía. Después de doce años en prisión, Dom, acompañado de su compinche Dickie (Richard E. Grant), se dispone a cobrar lo que le deben por mantener la boca cerrada y no delatar a su jefe, Mr. Fontaine. Tras sentir muy cerca la muerte, Dom intenta recuperar el contacto con su hija de la que se ha distanciado, pero pronto se ve de nuevo inmerso en el único mundo que conoce, con el fin de saldar la última deuda.

Nominado al Óscar en dos ocasiones, por Cold mountain y El talento de mr. Ripley, Law se sometió a una completa transformación para dar vida a este maníaco pero, paradójicamente, conmovedor personaje. Con una barriga de jugador de dardos, la nariz rota, patillas en forma de chuletas de cordero, una desagradable dentadura y una repugnante cicatriz que emerge bajo un sanguinolento ojo rojizo, es difícil creer que debajo de la desaliñada imagen y el provocador desdén de Dom se halla el mismo actor conocido mundialmente como el prototipo del galán romántico.

Law no ahorró esfuerzos para captar la particular y verdadera personalidad de Dom Hemingway. «Es un hombre explosivo, de lírico lenguaje, siniestro y, no obstante, sorprendentemente divertido», considera Law. «En el fondo, Dom es como todos nosotros, esa especie de extraña combinación del bien y del mal, pero en un grado más extremo»

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