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Protocolos «antimanada»

Ayuntamientos y festivales de la provincia se proponen acabar con la impunidad del «todo vale» en la fiesta. La conciencia contra el acoso y los abusos se instala en el ocio masivo de una provincia en la que no paran de aumentar los delitos sexuales desde hace tres años

Protocolos «antimanada»

La lectura optimista es que la sociedad que hace 25 años reía chistes en prime time sobre violencia doméstica ya está dispuesta a exorcizar abiertamente su tolerancia al abuso y acoso sexual acoso sexual a través de sus instituciones. La pesimista, que ningún municipio o festival quiere ser Pamplona y ser noticia internacional por una violación. El hecho objetivo, que las fiestas locales y los macroeventos de la provincia se van a llenar este verano de campañas de prevención y puntos violeta para evitar agresiones sexuales. Por convicción o por oportunismo, el influjo del pasado 8 de marzo y la indignación por la sentencia de la Manada ha llevado a concejales y a promotores a invertir en campañas y dispositivos específicos para concienciar sobre la importancia del consentimiento en el sexo y castigar a quienes no comprendan la diferencia entre sí y no.

Habrá talleres de formación abiertos a las comparsas de moros y cristianos de Orihuela, donde se explicará por qué un piropo puede ser una agresión o cómo detectar y denunciar situaciones de abuso en el ambiente de «todo vale» que generan las fiestas. Verá puntos violetas en macroconciertos como el Low de Benidorm o el Leyendas del Rock de Villena, donde cualquier persona que sufra u observe una situación de acoso podrá denunciar y buscar apoyo. Comprobará cómo los voluntarios del Ayuntamiento recorren las calles de Elche con información sobre qué son y cómo evitar las agresiones sexistas durante las fiestas de agosto. Los protocolos «antimanada» llegan para quedarse: las denuncias por delitos sexuales se están disparando en la provincia.

Conciencia y denuncias

La demolición de la cultura «patriarcal» está produciendo resultados. Las mujeres y los colectivos LGTB, tradicionalmente aplastados por la mentalidad imperante, están tomando conciencia de clase y contestando los números, las leyes y las ideas del patrón. Prueba de ello es el aumento de delitos que se está registrando en la provincia: la tolerancia disminuye y las denuncias aumentan. El Balance de Criminalidad que elabora el Ministerio de Interior recoge que entre 2016 y 2017 los delitos sexuales crecieron un 10% en Alicante.

El primer año se registraron 464 ataques contra la indemnidad y la libertad sexual. Interior define este tipo como cualquier «intento de conseguir un acto sexual, contacto o comunicación con atención sexual no deseada, sin consentimiento válido o con consentimiento obtenido mediante intimidación, fuerza, fraude, coacción, amenazas, engaño, uso de drogas o alcohol, o mediante el abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad». El balance también tuvo constancia de 403 actos, contactos o comunicaciones sexuales no deseadas «que no equivalen a violación» en el territorio provincial, así como de 61 agresiones con penetración o violaciones realizadas mediante coacciones o sustancias. En total, 2016 dejó 928 agresiones sexuales en Alicante, según la información elaborada por Interior con información de Policía y Guardia Civil.

Al cierre de 2017, losdelitos aumentaron hasta 1.020. Todos los tipos de abusos crecieron en esos 12 meses salvo las violaciones, que se redujeron en siete casos.

Este 2018 va camino de situar un nuevo récord en delitos sexuales en la provincia. La estadística permite comprobar cómo de enero a marzo ya se han recogido más agresiones que en el mismo periodo de los dos años anteriores. Y que el tipo más grave se dispara: hubo cinco violaciones en el primer trimestre de 2016, ocho en el de 2017 y 16 en el de 2018.

El Ministerio recoge también datos de municipios de más de 30.000 habitantes, lo que permite calcular la tasa de agresiones por habitante de los pueblos y ciudades más importantes de la provincia. En estos tres años, todas las grandes localidades han sido escenario de al menos un caso de abusos y la tendencia, como refleja el gráfico de la página siguiente, es que cada vez registren más. También en esta muestra de la provincia formada por Alicante, Santa Pola, Elche, Orihuela, Benidorm, Dénia, Alcoy, Elda, Torrevieja, Villena, Sant Vicente del Raspeig, Petrer y La Vila aumentan las violaciones año a año en este trimestre: de cinco en 2016 se ha pasado a 14 en 2018.

Lo que ellos no ven

Si las mujeres han llevado la voz cantante en las protestas contra la sentencia de la Manada y en las campañas para denunciar abusos es porque son más conscientes de toda esta violencia sexual normalizada o minimizada por la costumbre. El informe Noctámbul@s de 2017, un estudio de la Fundación Salud y Comunidad financiado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, recoge una encuesta con testimonios de chicos y chicas de todo el territorio nacional sobre el comportamiento en discotecas y entornos de ocio similares. Deja claro que hombres y mujeres no ven las mismas cosas.

El gráfico superior de la siguiente página muestra que las agresiones verbales o físicas se dan con mucha más frecuencia de hombres hacia mujeres que al contrario. Pero lo más significativo es la intensidad con que chicos y chicas perciben los asaltos que sufren las mujeres: el 70% de ellas asegura que en las fiestas «siempre o con mucha frecuencia» se lanzan comentarios de índole sexual a desconocidas, mientras que sólo el 37% de los hombres cree que esto sea algo que se produce muy a menudo.

Una desproporción similar se produce en la frecuencia con que ellas ven insistencias de un chico para tener algún tipo de contacto físico y en cómo de normal es que una mujer sea manoseada mientras está de fiesta. Para el 10% de ellas, es frecuente ver violaciones sin fuerza en estos contextos, algo que solo el 2% de los chicos ve.

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Fiestas

Estos son algunos de los números que sostienen el discurso de tolerancia cero. Un relato que se institucionaliza con campañas que los ayuntamientos pioneros en Igualdad de la provincia ya han utilizado en sus fiestas locales para prevenir y concienciar contra estos comportamientos.

«Pusimos tres puntos de prevención en la fiesta nocturna de la calle. Queríamos que los atendiesen estudiantes formados en Igualdad y que estuviesen coordinados con la Policía. Su función es explicar qué es una agresión, qué es un abuso y cómo actuar», cuenta Aroa Mira, concejal de Política Social del Ayuntamiento de Alcoy. Este ha sido el primer año que la gran fiesta de la ciudad, los Moros y Cristianos, ha contado con un dispositivo específico para limitar estos casos.

Además de los estands, Alcoy creó una red voluntaria de «puntos seguros» donde cualquier víctima de acoso o persona con miedo a sufrirlo pudiese encontrar refugio. Así, una veintena de bares colocaron pegatinas en sus puertas para señalar que eran parte de la red. También se instalaron tres puntos violeta, puestos atendidos donde además de información general para el público se da asistencia inmediata a la víctima y se alerta a la Policía.

A menos de un mes de su fiesta de Hogueras, Alicante tiene previsto repetir la red de puntos de apoyo policial para denunciar estos delitos en las fiestas del próximo junio. El nuevo gobierno de la ciudad cambiará, eso sí, el lema «Yo soy intocable» del año pasado por un mensaje «más positivo y más centrado en el consentimiento y la libertad», según fuentes del Ayuntamiento.

Benidorm enfoca sus medidas «antimanada» en las fiestas patronales de noviembre. Desde 2016, el consistorio trata de que cale en el potencial atacante que «ciertas conductas son agresiones», en la víctima que «puede enfrentarse a esa situación» y en la ciudadanía «que no tolere esos comportamientos», según informa el gabinete de prensa del Ayuntamiento. El mensaje «Sí es diversión / NO es agresión» protagonizó en las pasadas fiestas de noviembre todo un merchandising de carteles, chapas y pegatinas (también en inglés) que se colocaron en locales y blusones.

Uno de los proyectos más serios de la provincia para prevenir y concienciar es la Agencia de Igualdad de la Mancomunidad de Municipios La Vega. Responsables de la exitosa campaña «No tienes mi permiso» para reclamar una figura legal contra el acoso callejero, sus técnicos están inculcando también en la cultura festera de los municipios de la mancomunidad -Redován, Algorfa, Jacarilla y San Miguel de Salinas- la importancia de contar con puntos violeta en el entorno festero y de estar alerta ante estos comportamientos.

Festivales

Atención extra están teniendo los macrofestivales. Alicante es base de muchos grandes eventos musicales y aunque este verano su buque insignia, el Low de Benidormel Low de Benidorm, incorporará por primera vez puntos violeta, no será el primero en hacerlo. Al festival moderno por excelencia en realidad se le han adelantado tres citas de corte más rockero y alternativo: en 2017 las ediciones de MareaRock (Elche), Rabolagartija (Villena) y Leyendas del Rock (Villena) ya contaban con este servicio. «Empezaron a verse el año pasado y ahora es ya algo que la gente demanda. Nosotros le damos la importancia de un puesto sanitario y contratamos a personal profesional también para la edición de 2018», asegura el impulsor de MareaRock, Antonio López. Explica que el estand dispone de personal formado, capaz de valorar la situación, mediar y, en casos graves, informar a seguridad para expulsar al agresor del recinto y ayudar a la víctima a denunciar. Funciona: en 2017 una denuncia ante los técnicos del punto violeta condujo a la detención de un individuo.

Marcos Rubio, organizador de los eventos de Villena, tiene otro enfoque. «El punto violeta es una demanda municipal que cubrimos cediendo un espacio, pero realmente nuestro festival es más música que fiesta y no suele haber casos de este tipo», explica.

La sensibilidad extrema que muestran los jóvenes con los abusos se ha cobrado víctimas. Mikel Izal, líder de la banda Izal, fue señalado hace pocas semanas en las redes sociales por las proposiciones que hacía llegar a algunas fans. Son el grupo cabeza de cartel del Alicante Spring Festival que se ha celebrado este fin de semana en la capital y la organización, Producciones Baltimore, quiere evitar la polémica. «Todo nuestro equipo de seguridad y el personal de barra tiene formación para actuar ante un caso de este tipo, pero no vamos a instalar puntos violeta por que es un festival de pequeño tamaño», apunta un portavoz de la promotora, organizadora también del Low. «En Benidorm sí habrá puntos de este tipo cedidos a varias ONG y una campaña para promover el respeto y la tolerancia con el lema «Sólo sí es sí», informa la citada fuente.

Benidorm será una de las sedes del Reggaetón Beach Festival este verano. El principal atractivo es Bad Bunny, controvertida figura del trap latino por sus letras machistas. Este diario preguntó a la organización por correo si el evento dispondrá de alguna medida «antimanada», pero no obtuvo respuesta.

Habrá que esperar a final de verano para hacer balance y comprobar cómo de resistente es el sexismo en la provincia al cambio de patrón.

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