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Área de descanso

¿Un máster? ¿Y quién no?

A pesar de las sonrisas plastificadas y el enjambre de globitos, la convención sevillana del PP tuvo el aspecto de sala de espera de una UCI resignada donde las encuestas pasaban de mano en mano como esquelas prematuras

¿Un máster? ¿Y quién no?

La pregunta pertinente no es cómo habría actuado la justicia alemana si el presidente de Baviera hubiese declarado la independencia, sino cómo hubiera actuado la justicia española si el presidente hubiese sido detenido en Barajas atendiendo la euroorden de las autoridades alemanes. No se esfuercen: habría sido extraditado con capucha y esposas en un pispás. La resolución que ha exculpado «de facto» a Puigdemont implica una enmienda a la totalidad de la democracia española y el regreso a una Europa parcelada en Estados opresores y de asilo, el muro que el europeísmo cabal aspiraba a derruir con un contrato de confianza recíproca entre instituciones soberanas con principios compartidos. Esta quimera se ha volatilizado entre la arrogancia perdonavidas de la élite nórdica y nuestro complejo de meritorios avergonzados no por el estigma del franquismo, sino por la coronación imperial de Carlos V. Es humillante que Rajoy calle ante la indignidad y la muy germánica Fundación Konrad Adenauer hable por España: «La democracia española permite no sólo que Puigdemont y otros se presenten como candidatos a las elecciones, a pesar de que evaden la justicia huyendo al extranjero, sino que también les autoriza a aceptar sus mandatos desde la distancia e incluso a delegar sus votos en el Parlamento. En Alemania, eso sería impensable».

A pesar de las sonrisas plastificadas y el enjambre de globitos, la convención sevillana del PP tuvo el aspecto de sala de espera de una UCI resignada donde las encuestas pasaban de mano en mano como esquelas prematuras. Ya es evidente el éxodo de votantes a Ciudadanos por el motivo más antiguo de la ciencia política: Ciudadanos todavía es una incógnita y no una desesperante certeza. Pero todo esto ocurrió antes de que el «máster de Cifuentes» pasara a ser también el «máster de Casado», uno de los jóvenes aspirantes del partido que cursó la misma titulación que la presidenta madrileña con el matiz de que Casado sí puede acreditarlo, como él mismo se ha encargado de precisar para fastidio de Cifuentes. No puedo dejar de pensar en un episodio de «The Big Bang Theory» en el que el rector hace de menos a uno de los protagonistas por no haberse doctorado. Él se defiende alegando que tiene un máster y el rector replica con sorna: «¿Y quién no?».

11 miércoles

El constitucionalismo obtuvo anoche dos rotundas victorias: el Barcelona cayó eliminado en la Champions y Guardiola fue expulsado por un árbitro español. Hemos llegado al punto de hartazgo en que la victoria de un equipo italiano justifica una salva de cohetes y la venganza se envuelve con una tarjeta roja. Son magros consuelos en este valle de lágrimas que nuestro presidente se ha propuesto anegar con algunos baldes del tipo «el Gobierno alemán ha actuado ejemplarmente». Mi hipótesis, firme pero sin contrastar, es que a Rajoy no le desagrada insoportablemente la imagen de un Puigdemont convertido en charlatán de feria que difunde obscenidades sobre su país; como siempre, su zona de confort es permitir que la situación se degrade en la creencia de que el tiempo extingue los problemas mientras que la acción acarrea riesgos. Todo esto es muy epistemológico y puede que incluso divertido, pero también imagino al juez Llarena con túnica de bonzo en lugar de toga y a Albert Rivera ensayando su discurso de investidura.

12 jueves

Algunos reportajes periodísticos con densas pretensiones logran esparcir el caos. Esta mañana he leído uno titulado «Por qué los españoles somos los únicos europeos obsesionados con las persianas». La primera hipótesis alude a nuestro apego por la intimidad frente al exhibicionismo anglosajón y se cita como arquetipo hispánico al dueño de la casa que tapona instintivamente la puerta ante la visita de un vecino. El autor lo atribuye a la herencia musulmana, que por lo visto no incluye nuestra tendencia a presumir ante ese mismo vecino del nuevo televisor o del flamante parqué que concluye con la invitación a una cerveza en el salón presuntamente infranqueable. Moros y cristianos, pienso desconcertado, ya que la siguiente explicación culpa de nuestro «persianismo» a la ética católica por su insistencia en resguardarse de curiosos y precavernos del qué dirán. Finalmente, una holandesa poética se pregunta si los españoles tememos la luz. Tal vez haya nacido en Rotterdam, cuyas calles sólo pueden compararse al plató de «Nostradamus». Es fantástico que el artículo no considere la posibilidad de que las persianas evitan que el sol caldee las habitaciones.

13 viernes

Tras la tradicional suspensión de otro pleno de investidura en el Parlamento catalán por prescripción del Tribunal Supremo, el parte de operaciones recoge las siguientes incidencias: el exministro Fernández Díaz estaba siendo espiado hasta ayer por los «mossos», que en el universo ideal del 155 deberían hallarse a las órdenes de su sucesor, Juan Ignacio Zoído; un digital entrevista a la embajadora española en Alemania, una abrumada diplomática de orígenes catalanes que recita el poema de Espriu «La pell de brau» (La piel de toro) como placebo; un periodista culé comprometido con las esencias ha tuiteado «Copa del Capullu» para referirse a la Copa del Rey y las críticas le han forzado horas después a sustituir la expresión por «Copa del Violento»; al otro extremo del acantilado, un colega iracundo ha fantaseado con una campaña de bombas en las cervecerías de Múnich como represalia contra Alemania; por último, fiscales alemanes y españoles se han reunido con abundante provisión de café en la neutral Holanda para buscar alternativas al carpetazo del caso Puigdemont. Sospecho que las únicas con posibilidades de éxito son el secuestro o un francotirador.

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