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Mercado o saqueo

Mercado o saqueo

8 lunesLOS ELEMENTOS

No hay nada como una catástrofe natural para desnudar el paradigma administrativo español. La secuencia es la siguiente: una nevada copiosa que inmoviliza a los usuarios de una autopista, reacción tardía de los gestores (concesionaria) y fiscalizador (ministerio), endoso recíproco de culpas, censura a las víctimas por su temeridad y, por último, reunión urgente, tomen aire, del «Comité estatal de coordinación sobre riesgos de nevadas y otros fenómenos meteorológicos adversos para la viabilidad invernal de la red de carreteras del estado». Confirmando el proverbio ruso de que un comité es una silla de tres patas, en España las previsiones siempre son póstumas y reposan sobre la certeza de que la fatalidad es un rasgo genuino desde que la Armada Invencible naufragó. La diferencia es que Felipe II encargó unas misas y Rajoy ha convocado un comité «previsor» para que practique una autopsia. Lo cierto es que una autopista de peaje en España no es una infraestructura destinada a prestar un servicio, sino un pretexto para lucrarse. Esto explica que se hable mucho más de rescate de concesiones que de rescate de conductores.

9 martesPRO BONO PUBLICO

Ayer me llamó la atención que la mayoría de medios recordara la implicación de De Guindos en las cuotas participativas de la CAM, un lamparón en su currículo que se remonta a 2008. No encontraba ninguna razón periodística para recuperar el escándalo, pero había olvidado que Rodrigo Rato iba a declarar hoy en el Congreso. Con toda seguridad, el gabinete de imagen contratado por Rato estaba diseñando un ambiente favorable que anticipaba el tono de la intervención de su cliente y así ha ocurrido: Rato ha distribuido mandobles discrecionalmente entre una multitud de compinches, aunque reservando los golpes fatídicos para De Guindos. Todo esto dice mucho más sobre la calidad informativa de una sociedad que sobre sus mecanismos de control del poder, una ficción entrañable. Basten dos portentosas frases pronunciadas esta mañana por Rato: «Las crisis cuestan mucho dinero» y «no es saqueo, sino el mercado». Son el prototipo de coartada que ignora convenientemente a las víctimas habituales de cuotas, preferentes y previsiones.

10 miércolesSOBERANÍA VIRTUAL

La segunda profesión de riesgo, tras la de asesor de Trump, es ya la de letrado del Parlamento catalán. Algunos lograron sobrevivir al reto intelectual de sostener que es ilegal desobedecer a los jueces. Ahora se enfrentan a la penúltima ocurrencia psicodélica del sanedrín instalado en Bruselas: un dictamen jurídico que avale la investidura telemática de Puigdemont. Para los dinosaurios del papel impreso y otras formas arcaicas de comunicación, aclaro que «telemática» significa en este contexto «videoconferencia», lo que ofrece la enternecedora imagen de un hemiciclo plagado de pantallas con conexiones en directo con una chocolatería de Bruselas o la capilla de Entremeras. Los argumentos favorables, que sugiero desinteresadamente a los letrados, serían que a Puigdemont no se le han aplicado medidas cautelares y que la ley permite actos no presenciales con consecuencias jurídicas. El problema es que debe haber un motivo que justifique la ausencia y el único que puede alegar Puigdemont es la certeza de que en El Prat sería recibido por una pareja de la Guardia Civil y no por una cofradía de «castellers». Y Junqueras ya cubre sobradamente el cupo testimonial de Mandelas con barretina.

11 juevesMANOS BLANCAS

La comparecencia de Rato en el Congreso ha difuminado las de Pedro Solbes y Elena Salgado, los dos ministros económicos de Rodríguez Zapatero. Aquellos fueron momentos sombríos que la frivolidad ensombreció algunas rendijas más, desde el estatuto de Maragall a los cuatrocientos euros de aguinaldo. Existe cierta tendencia palmera a alabar al político que ejerce la autocrítica y asume que la derrota electoral es la sanción adecuada del error. Esta noción bienpensante de la responsabilidad parte de la premisa de que el político «puede fallar en sus previsiones» (Solbes) o alternar «aciertos y equivocaciones» (Salgado), pero jamás miente en su provecho, una convención sencillamente absurda salvo que la ineptitud sea requisito inexcusable para acceder a la gestión de los asuntos públicos y los electores sean incapaces de detectarla precozmente. Es comprensible que la multitud confíe en los vaticinios de los expertos sobre la evolución del PIB, dado que la multitud no sabe qué es el PIB; en cambio, resulta estúpido tolerar que esos expertos nieguen maliciosamente en un debate la inminencia de una crisis por interés electoral y exhiban el indulto con trienios cuando ya nadie recuerda la crisis ni las elecciones.

12 viernesLA COSTILLA DE EVA

En Francia ha estallado la guerra civil feminista a cuenta del machismo entre una facción benevolente que defiende «el derecho de los hombres a seducir» y otra intransigente que acusa a la primera de «banalizar la violencia sexual». Sólo en Francia puede polemizarse con tanta arrogancia hueca sobre si el hombre es una criatura primitiva pendiente de evolución o un depredador incurable, pero en cualquier caso una manifestación genética inferior. La discrepancia puede asimilarse a la de dos psicólogos infantiles que discuten la utilidad de unos azotes. Por lo demás, silencio de género sobre el coqueteo femenino como arma de promoción masiva, un recurso al menos tan antiguo como las exhibiciones de testosterona. Sería interesante conocer la opinión del feminismo sobre una noticia que publicó la prensa italiana hace unos días acerca de las andanzas sexuales de nuestro rey emérito. Parece ser que en cierta ocasión la escolta de Juan Carlos arrojó a una modelo por la borda del Fortuna para evitar que la descubriera la reina Sofía. Fue rescatada inmediatamente como corresponde a la galantería española, pero no tengo muy claro si el incidente es una muestra de seducción, de violencia o de coqueteo retribuido.

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