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EL REPORTERO METIDO en CONFLICTOS

Especialista en la emisión de señales, este reportero ha pisado todos los conflictos del mundo en dos décadas. Consiguió el Premio Ortega Gasset por su trabajo en Irak.

EL REPORTERO METIDO en CONFLICTOS

Ilicitano por los cuatro costados, Diego Miralles Castillo nació el 17 de mayo de 1970. Creció en el barrio de Carrús, donde su padre regentaba un taller de fabricación de zapatos. Aprendió a leer y a escribir en el colegio Donoso Cortés. Poco estudio y pasión por la electrónica. Sus padres lo enviaron al colegio Aitana para que se sacara el ciclo de Formación Profesional.

Pronto se adentró en el mundo audiovisual. Con menos de 16 años adquirió una cámara VHS y se puso a grabar los partidos de fútbol que en la Ciudad Deportiva de Elche disputaban equipos patrocinados por bares y otros garitos. Diego editaba las imágenes de cada encuentro y las vendía a los ganadores. Así se sacaba unas perras y aprendía en la práctica. Con 17 años comenzó a trabajar en Tele Elx, una de las primeras televisiones por cable que operaron en el país con determinada solvencia. Estamos en 1987. «Dieguito», como así le llamábamos en la redacción, igual operaba como cámara en un sarao que realizaba tareas de edición. Años de dedicación y empeño.

En 1990 la patria reclamó su presencia para cumplir con el servicio militar. Fue destinado a un cuartelillo de artillería en Getafe. Tenía tiempo libre. Colaboró con Europa Press como cámara «freelance» para los informativos de TVE. Coincidiendo con el inicio de las emisiones de las televisiones privadas, comenzó a colaborar para Antena 3. Su carrera profesional, no obstante, estuvo ligada principalmente a Tele 5. Trabajó en programas como «VIP», «Misterios sin resolver» y «La máquina de la verdad». Chicho Ibáñez Serrador lo fichó en 1994 para el espacio «Luz roja», en TVE, y para la última etapa del «Un, dos tres».

De los platós a crueles escenarios. Tras su paso por la televisión pública regresó a Tele 5 como técnico corresponsal en zonas de conflicto. Con los periodistas Jon Sistiaga y Juan Pedro Valentín realizó destacados reportajes sobre el narcotráfico en Colombia, la guerra en Kosovo o el «corralito» de Argentina. También viajó a Burundi, Sierra Leona o Nicaragua, siempre cerca de las miserias de los seres humanos.

Con Mediapro estuvo en Iraq retransmitiendo para todo el mundo vía satélite el inicio de la guerra. El 8 de abril de 2003 estaba en el hotel Palestina de Bagdad, donde el cámara de Tele 5 José Couso murió entre sus brazos mientras era trasladado al hospital de San Rafael, tras el fuego del ejército norteamericano. A partir de aquel episodio, solo el equipo de Diego Miralles permaneció en Iraq, retransmitiendo más de 20 horas diarias.

Es especialista en la instalación rápida de los equipos emisores para que mundo esté informado. Entre las hazañas de su trayectoria destaca haber sido el único equipo que dio señal en la caída de la estatua de Saddam Hussein, en 2005; también conectó la zona más afectada del tsunami en Indonesia sólo 50 horas después del desastre, llevó a la humanidad en directo la llegada de helicópteros con los restos de Yasser Arafat a Palestina, pese a que mártires de Al-Aqsa le apuntaban con sus kalashnikovs.

Es el único técnico que ha recibido el Premio Ortega y Gasset. Fue en 2003. Cuatro reporteros que cubrieron la guerra en Iraq recibieron el galardón por la mejor labor informativa: Asiré Gorrotxategui, Iñigo Pérez-Tabernero, Diego Miralles y Adnan Jaber, profesionales del grupo Mediapro que trabajaron en Bagdad en el conflicto. El premio en metálico se lo entregaron a la viuda de su compañero asesinado José Couso.

También cuenta en su haber con el galardón «Doce meses doce causas» de Tele 5.

Ha sido responsable técnico del mundial de fútbol de Brasil, de la liga de fútbol de Kenia, del Mundialito de Clubes en Dubai y de la retransmisión del fin de año de varios emiratos. Por ahí anda Diego.

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