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Área de descanso

Hacia un futuro sin enfermedad. Manipulando genes

Parte de ese título me lo he apropiado de María Blasco, ilustre alicantina a la que oí una conferencia con ese epígrafe.

Ella es la responsable del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en Madrid, donde vive a caballo con América. Pero es vecina nuestra, pues su Madre vive en la Alcoraya y la visita de vez en cuando. En Madrid dirige un grupo de trabajo dedicado estudiar los telómeros y la telomerasa. Le comento en qué consisten estos nombres:

Todas las células tienen en su parte central, en el núcleo, unas estructuras que llamamos cromosomas, y que están compuestas por moléculas de ácido desoxirribonucleico,el ADN.

Sabe que nacemos de una célula única, el huevo o cigoto que surge por la unión de un ovulo liberado por un ovario de nuestra madre, junto con uno de los millones de espermatozoides que nuestro padre eyaculó en su vagina cuando hicieron el amor. Esa célula única se dividió millones de veces y a la vez se fue diferenciando en otras específicas. Unas fueron componentes del ojo, otras del pulmón, corazón, riñón, etc. Pero a su vez estaban sometidas a controles de crecimiento. De hecho, nadie mide cinco metros, ni tiene una nariz de uno.

Como los genes nos los traspasamos de padres a hijos, algunos rasgos de ellos nos llegan. Pues bien, cada vez que la célula se divide existe una enzima en el núcleo de esa célula, próximo al ADN que compone sus genes, que se llama telomerasa y que actúa sobre los telómeros y los va acortando. Cuantas más veces lo hace, la célula pierde la posibilidad de dividirse, los telómeros son muy cortos y se hace más vieja.

Los genes condicionan la duración de la vida. Por ellos un ratón vive tres años de media y un humano 80. Un murciélago vive 40 años, ello a pesar de que su peso puede ser semejante al del ratón, y es que está escrito sus genes. Los humanos nos creemos los reyes de la creación y la verdad es que un tiburón de Groenlandia vive 420 años y alguna ostra de Oceanía unos 500.

Pues bien, María trabaja modificando mediante introducción de genes en la célula la estructura del enzima, de la telomerasa, y de esa manera retrasa el envejecimiento. De hecho, en la conferencia antes citada mostró unas fotografías de dos ratones, uno envejecido, y otro de la misma edad, pero que, al habérsele modificado la telomerasa, mantenía el aspecto de joven. Se trata por tanto de modificarla para que se regeneren los telómeros

A partir de ahí plantea que muchas enfermedades se relacionan con el envejecimiento, y si éste puede frenarse las enfermedades desaparecerán.

Es un cambio en el paradigma, en vez de tratar las enfermedades, la ciencia se esfuerza en evitarlas.

¡Verdad que las aportaciones científicas son increíbles!

Yo años antes había leído que, modificando algunos genes de los anélidos, es decir ciertos gusanos, o moscas, podría incrementarse la esperanza de vida un 30 por ciento. El proceder era distinto, había que cambiar un gen, pero el resultado, muy parecido.

¿Se imagina lo que sería el mundo si las ratas vivieran un 30 por ciento más de tiempo? Si todo ello pudiera transportarse a los humanos, viviríamos unos ciento treinta años. ¿Cómo sería entonces nuestra sociedad?

Es cierto que no todas las enfermedades se relacionan con el envejecimiento; a veces nos caemos, otras una bacteria nos invade, y eso puede suceder siendo jóvenes. Pero en cualquier caso la idea es muy atractiva.

En ese terreno también trabaja Juan Carlos Izpisua, albaceteño, licenciado en Farmacia en la Universidad de Valencia, y bioquímico, que trabaja en el Instituto-laboratorio Salk, en la Jolla, California, para que, si mediante una muestra biológica extraída del líquido amniótico del útero de una mujer embarazada se comprueba que es portadora de un feto que padecen síndrome de Down -que en esencia consiste en que en vez de tener como todos tenemos, 23 pares de cromosomas, tienen uno de propina, pues en el par 22, en realidad hay 3, hay una trisomía-, con sus investigaciones se podría eliminar ese cromosoma de más, y el feto nacería sin la enfermedad.

De igual manera se intenta introducir en el embrión de algún animal células maduras, adultas, de un individuo, con la idea de que en él se genere un determinado órgano, por ej. un riñón o hígado. Luego se le extraería y trasplantaría al que dio esas células maduras, y como el órgano surgió de ellas, no se rechazaría. Sería conseguir trasplantes de órganos sin posibilidad rechazo.

Y también está trabajando Francis Martínez Mojica, otro alicantino brillante. Sabe que este microbiólogo además de haber recibido premios importantes de instituciones prestigiosas norteamericanas ha sido propuesto para obtener el premio Nobel en Biología, en Química y en Medicina. Su modelo es lo que se llama el corta y pega, o CRISPR1. Y Está siendo muy imitado por científicos de todo el mundo.

Seguramente queda mucho camino hasta alcanzar la meta, pero sin duda merece la pena recorrerle.

No cabe duda que el tema es candente, pues en ocasiones puede rozar la ética. Muchos piensan que ser adicto,o

No estoy seguro de que en el futuro no haya enfermedades. Si estoy seguro de que yo no lo veré, pero me asombra ver cómo se trabaja en esa meta.

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