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El alba de su esperanza

El alba de su esperanza

18 lunesDIEZ NEGRITOS

El próximo jueves ocurrirá en Cataluña un suceso anómalo: nadie habrá ganado las elecciones por más triquiñuelas retóricas con que se intente encubrir la evidencia. Sin embargo, la derrota admite jerarquías, desde el contratiempo hasta la hecatombe, lo que resalta el trágico paralelismo entre Rajoy y Junqueras que ha ido agudizándose durante la campaña. Los esfuerzos del primero por enarbolar el 155 como reclamo no consiguen diluir la impresión de que el Gobierno remoloneó hasta lo inaceptable y cuando actuó lo hizo sin la convicción ni la energía que se presumen a Ciudadanos. El caso de Junqueras recuerda la odisea del héroe romántico que sacrifica la libertad para salvar a su amada y descubre que ésta le sustituye en su corazón demoscópico por un pretendiente que huye en cuanto atisba un tricornio. Si las encuestas se confirman, el voto útil a Ciudadanos convertirá al PP en un exotismo del grupo mixto y el plan de Esquerra para absorber el «postpujolismo» no superará la imagen de un Puigdemont estelar frente a la del recluso Junqueras como un fallido Companys con rosario.

19 martes

TRILEROS

Tal vez Esquerra esté sufriendo un auténtico episodio de pánico. Un reportero grabó hace unos días una reunión donde se impartieron instrucciones a apoderados del partido y sólo el idioma descarta que el episodio fuese un gag de José Mota. A Esquerra le abruma el escrutinio y, con lógica de contable siciliano, especifica que «si la Mesa no se aclara con el recuento, haremos que cuadre». «Cuadrar» es verbo con raigambre en España desde que al Gran Capitán se le resistieron las cuentas. Lo entrañable en el caso de Esquerra es su libro de estilo: en primer lugar, hay que ganarse la complicidad de la Mesa y ahí puede ser fundamental que «el presidente sea tu vecino, o el frutero, o algún conocido del barrio»; en segundo lugar, los criterios técnicos para cuadrar los resultados no son aritméticos sino gráficos, verbigracia, una papeleta de Ciudadanos con la anotación «Arrimadas guapa» es nula, mientras que una de Esquerra con «libertad presos políticos» es válida ya que «el votante manifiesta que quiere que salga Junqueras». Queda en el limbo si «salir» significa «salir elegido», «salir de la cárcel» o ambas cosas.

20 miércoles

PARECIDOS IRRAZONABLES

Se cumple el centenario de la Revolución Rusa y la efeméride ha sido moderadamente recordada por las editoriales. Desde luego, no hay aglomeraciones en las librerías, esos locales antaño pintorescos a los que la pérdida del hábito de la lectura, el libro electrónico y la compra por internet han convertido en un trastero de antigüedades. Es el lugar idóneo para sensibilizarse durante la jornada de reflexión catalana y curiosear en busca de precedentes históricos del «procés». No hay ninguno, claro. Hojeo un flamante estudio sobre la guerra civil que siguió al golpe bolchevique, pero este es otro asunto que comienza a fatigarme. En cualquier ensayo sobre aquel periodo y sus secuelas llama la atención el estadillo de víctimas. No me refiero a la masa anónima de zaristas, revolucionarios, obreros, campesinos o terratenientes, sino a protagonistas con artículo enciclopédico: excepto Lenin, Stalin y un puñado de aristócratas que malvendieron sus joyas o sobrevivieron como recepcionistas de un hotel parisino, el último párrafo de esas biografías casi siempre incluye el participio «ejecutado». Es lo que diferencia una revolución de una romería.

21 jueves

EL ORATE Y LA DONCELLA

No es elegante hacer chanza sobre el aspecto de una persona, pero Laura Sancho recuerda mucho más a la niña de la familia Addams que al avatar de Puigdemont, sea lo que sea un avatar, como la ha bautizado la prensa. La joven Laura quería homenajear al expresidente prófugo «cediéndole su voto», lo que tampoco sé qué quiere decir, y esta mañana ha depositado la papeleta con una sonrisa gótica por así decirlo que involuntariamente constituía un adecuado colofón provisional del esperpento. Ya en la calle, Laura transpiraba ternura: «Me ofrecí a votar por Puigdemont para que note calidez». Bueno, el único que está pasando frío es Junqueras, pero los sainetes son pirueta o no son y la nota de agradecimiento de Puigdemont ha parafraseado al guionista de Raza, un tal Francisco Franco: «Tú, Laura, representas el alba de nuestra esperanza». Es una fantasía conmovedora, pero ocurre que la república catalana reconocida internacionalmente y motor económico de la Europa meridional es «sine die» una región en el umbral de la ruina, ignorada por la UE y gobernada desde Madrid. El «alba de nuestra esperanza» ha traído «la noche más oscura».

22 viernes

CAPICÚA

Así ha hablado Puigdemont: «La república catalana ha derrotado a la monarquía del 155». Llegados a este punto de demencia lírica, casi entiendo que Xavi Hernández lamente que en España haya presos políticos. Antes de esta epifanía, Xavi jugó un centenar de partidos con la selección y ahora exprime su decadencia en Qatar, un paraíso liberal si el emir anda de buen humor. Puede permitirse estos desahogos sentimentales, pero en el Inem de Barcelona los resultados electorales no son una cuestión política. Si prescindimos del matiz (probablemente con mayores repercusiones fuera de Cataluña que dentro) de que Ciudadanos ha absorbido a los votantes del PP y a abstencionistas tradicionales, los resultados de anoche coinciden esencialmente con los de 2015, una mayoría de escaños pero no de votos para el separatismo que nos devuelve a una casilla de salida con escombros. Los escombros son Albiol, por obvias razones calamitosas, pero también Puigdemont y Junqueras, ahora inhabilitados «de facto» y tarde o temprano «de iure». Como la única mayoría parlamentaria posible es idéntica a la anterior, se avecina la segunda entrega de una saga con epílogo remoto.

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