-Pa? Estoy preocupado.

-Los humanos, ¿verdad?

-Sí.

-No me explico lo que te sucede con esa especie. En el Universo tenemos billones de especies y ninguna es tan cerril y tan borde como ellos.

-¿Borde, Pa? ¿Has dicho borde?

-¿Ves? Hasta me están contagiando su perversidad. ¿Por qué no te aficionas a los Beltegeusianos? Son buenas gentes, desde hace eones han dejado el lenguaje oral, ahora solo se comunican telepáticamente, y jamás se pelean.

-Es cierto.

-O los Antareños. Llevan dos millones de años con la población estable, son casi inmortales, casi, y gente pacífica, con esos enormes ojos y dedos largos como los pulpos.

-Buenas gentes, sí? Pero es que estos y la mayoría de civilizaciones universales han alcanzado niveles de desarrollo extremo. Son civilizados, pacíficos? y aburridísimos. En sus planetas nada sucede. En cambio? los terrícolas?

-¿Qué les pasa ahora?

-Qué no les pasa, habría que preguntar. Son un poco traviesos, y están machacando a su planeta.

-¿Con las bombas atómicas del coreano?

-No, aunque también.

-¿Con los incendios de los bosques, que los destruyen como si no fueran importantes?

-También, sí.

-¿Con la pesca esa indiscriminada que va a acabar pronto con esas anchoítas que me fascinan y que no se toman en ningún otro lugar del Cosmos?

-Ese es otro problema? otro más? Pero ahora es que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, el famoso CO2, responsable del calentamiento global, está aumentando a niveles récord.

-Cuéntame?

-Pues en 2016, la concentración atmosférica de CO2 alcanzó 403,3 partes por millón.

-¿Y eso es mucho?

-Pues eso representa el 145% de los niveles preindustriales, los de antes de 1750. Para que te hagas una idea, la última vez que la Tierra conoció una cantidad de CO2 comparable fue hace cuatro millones de años: la temperatura era 3 °C superior y el nivel del mar era 20 metros más alto que el nivel actual.

-¡Lo recuerdo! Bajamos un día y aquello era una delicia, calentito, un enorme zoo, pero sin jaulas. Fue cuando íbamos buscando un Paraíso terrenal?

-Eran otros tiempos, desde luego. No existía el «Homo Sapiens». Entonces era todo mucho más sencillo.

-¿Y por qué está sucediendo esto ahora, JC?

-Pues por una combinación de factores: por un lado las actividades humanas, que no hacen más que verter gases de efecto invernadero a la atmósfera, y mira que se lo estamos diciendo por medio de los científicos. ¿Pero te puedes creer que muchos líderes humanos siguen pensando que eso del cambio climático es un camelo?

-¿En serio?

-Sin ir más lejos?

-No me lo digas? ¿Trumpi pelopaja?

-Eres un fenómeno de la intuición, Pa.

-Bah? esto es fácil.

-Pero hay más. Resulta que un fenómeno meteorológico conocido como «El Niño» ha provocado sequías en las regiones tropicales y reducido la capacidad de los «sumideros» -como los bosques, la vegetación o los océanos- para absorber CO2.

-Parece que se han juntado el hambre con las ganas de comer.

-Así es, Pa. Es que se asocian muchas cosas. Verás: la población humana no hace más que crecer, las prácticas agrícolas son cada vez más intensivas, se usa más la tierra, los bosques se van perdiendo, la industria va aumentando y no siempre con medidas de control ambiental, y ¡asómbrate!, siguen usando energías procedentes de fuentes fósiles, con lo que los gases de efecto invernadero campan a sus anchas por la atmósfera.

-¿Pero no habían llegado a unos acuerdos para reducir esos gases, precisamente?

-Así es, los acuerdos de París, los llamaron.

-¿Llegaron a algún compromiso?

-Sí. En París se marcó como objetivo evitar que el calentamiento global superara los dos grados centígrados a finales del siglo XXI respecto a los niveles preindustriales.

-No parece muy ambicioso, no?

-Algo es algo, Pa.

-¿Y cómo van las cosas con respecto a esos objetivos?

-Como sabes, Pa, nosotros podemos ver el futuro. Así que he enviado a los científicos, vía análisis matemáticos, los modelos predictivos correspondientes.

-Al grano, JC.

-Pues que al paso que van los humanos, la temperatura media de la Tierra subirá tres grados centígrados y el nivel del mar puede subir también hasta los 20 metros a finales de este siglo y esto supondrá la inundación de grandes zonas del planeta, como la isla de Manhatan, en Nueva York y, lo que es peor, mi ciudad favorita, Alicante. La plaza de los Luceros va a parecer Venecia.

-No me lo quiero ni imaginar.

-Pues en la zona sur de Europa es donde van a sufrir de verdad esos cambios, con olas de calor, inundaciones, sequías y tormentas, que serán cada vez más frecuentes e intensas. Y esas variaciones en el clima global ya han comenzado a tener un impacto negativo en la salud, la naturaleza y la economía comunitarias, con daños en los cultivos, reducción de la biodiversidad y más incendios forestales.

-La verdad es que el panorama es poco alentador.

-Así es. Y lo peor es que no se atisba solución en horizonte. ¿Y esa cara, Pa? ¿No estarás pensando en una de tus soluciones, verdad, Pa?

-¿Yo?? ¿Te acuerdas de un tipo llamado Noé?

-No, Pa. Por lo que más quieras. ¡Noé no!