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Las etapas del duelo

2 lunes

DOMINGO NEGRO

DOMINGO NEGRO

Iceta, siempre sutil, esperó a que el Gobierno hiciese el trabajo sucio y entonces pidió que cesaran las cargas policiales para que pudiera cometerse pacíficamente una ilegalidad. Era una reacción histérica en el mejor de los casos ante unos cientos de contusionados y media docena de heridos cuando en los disturbios habían participado decenas de miles de personas. Pero el impacto visual de falsos ensangrentados lo vence todo (impagable la imagen de una anciana víctima de la brutalidad policial que en realidad había caído por las escaleras de su casa) y ayer en Cataluña se intentaba escenificar un drama cruento antes que simular un referéndum sin censo ni escrutinio, con personas que votaron varias veces y urnas que habían llegado llenas de papeletas a algunos colegios electorales. Por primera vez, la Generalitat podía arrogarse con justicia la representación colectiva de los catalanes, ya que humilló a toda Cataluña en un aquelarre con ribetes de humor negro como el entrañable Junqueras descubriendo tardíamente que había habido más votos que votantes o el patético Bertomeu dando otra paletada de sepulturero a la reputación del Barcelona ante una grada vacía.

3 martes

TORMENTA INMINENTE

Como Churchill vuelve a estar de moda, es pertinente recordar una de las frases que arrojó sobre el gobierno de Chamberlain tras el Acuerdo de Múnich: «Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra. Elegisteis el deshonor y ahora tendréis la guerra». La calamitosa actuación del Gobierno en la crisis catalana no puede disculparse por el pecado original de un nuevo Estatuto que ni siquiera los nacionalistas habían pedido a Zapatero y Maragall. Tampoco por el matonismo que la Generalitat ha desplegado en una chapuza tan vergonzante como aldeana. Indolente hasta la exasperación, el Gobierno ha alternado súplicas con amenazas y, finalmente, rugido con sordina pero sin dejar de reclamar sosiego a quien no tiene la menor intención de sosegarse. El arsenal político se ha confirmado inocuo ante un conflicto esencialmente visceral. Rajoy tendría que haber afrontado hace muchos meses que el odio, porque hablamos de odio, no se extingue con carantoñas forzadas ni conciertos económicos. Opera en una realidad distinta y tanta ineptitud ha agravado el problema no porque se haya carecido de flexibilidad, sino por falta de determinación.

4 miércoles

EL DISCURSO DEL REY

El día se estaba desplomando como un paño mortuorio entre el desalojo de guardias civiles y policías de los hoteles a la manera de okupas greñudos y la bochornosa reprobación de la vicepresidenta promovida, precisamente ahora, por el PSOE bipolar. Entonces habló el rey. Quienes preveían la enésima oferta de concordia escucharon una rigurosa declaración de guerra: «Deslealtad inadmisible», «menosprecio a los sentimientos», «quiebra de la democracia» y la mención tan lírica como inexcusable a los olvidados en esta barbarie, los catalanes oprimidos por sus instituciones: «No están solos ni lo estarán». No era el sonido lejano de la trompeta del 7º de Caballería, sino el anuncio de que el Estado por fin ha descubierto que es imposible negociar con quien nunca ha querido hacerlo. Más que un discurso, pareció una epifanía que anulaba definitivamente cualquier hipótesis: Cataluña no va a ser independiente y habrá vencedores y vencidos. A los primeros cabe recomendarles magnanimidad; a Junqueras y Puigdemont, el estudio del modelo Kübler-Ross, comúnmente conocido como las cinco etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Y un buen abogado.

5 jueves

EL MULTIPATRIOTA

Opino que quien defiende el incumplimiento de la ley queda inhabilitado para representar a los perjudicados. Esto no ofrece mayores dificultades intelectuales si el protagonista es un embajador ante la ONU o una aspirante al título de «Miss España», pero en cambio genera disculpas y cierta comprensión cuando hablamos de un defensa de la selección española. Por otra parte, las explicaciones de Piqué comparten densidad con la réplica de Puigdemont al discurso de Felipe VI. Dice Piqué que «un independentista podría jugar en la selección» y esta insigne memez ha merecido otras reflexiones metafísicas acerca de su prole multinacional: sus hijos son colombianos, libaneses, catalanes y españoles. Me alegro por los querubines e incluso es posible que emulen la trayectoria de los hermanos Xhaka, el mayor internacional por Suiza y el pequeño por Albania. Ocurre que uno se siente suizo y el otro albanés. Es un problema de claridad y, ante todo, de coherencia. El asunto queda despejado con una metáfora incandescente: «Cataluña es como el hijo que quiere irse de casa». Bueno, en realidad el hijo pretende tirar la casa y levantar adosados sin cédula de habitabilidad.

6 viernes

TOMA EL DINERO Y CORRE

Indiscutiblemente geniales, Junqueras y su cártel han hecho realidad la fantasía frustrada de Felipe V, que abolió el fuero pero tuvo que respetar el huevo: CaixaBank y Banco de Sabadell van a abandonar Cataluña. Es sabido que el dinero no tiene patria, con mayor razón si ésta es ruinosa y amenaza de contagio. En tal caso, además de apátrida el dinero es cobarde y se parapeta tras «los intereses de nuestros clientes» cuando el único interés que idolatra es el variable con cláusula suelo. Avecinándose la tempestad, el poder económico catalán ha comprendido que había vendido la soga con que la CUP iba a ahorcarle y huye antes de que lo hagan sus depósitos tras cinco años de pasteleo, indefinición y apoliticismo con plusvalías. Mis condolencias por este exilio que en todo caso fue indemnizado anticipadamente con la donación de algunas cajas de ahorros y bancos cuyo pasivo corrió por cuenta del Estado. Eterno Voltaire: «Si alguna vez ve saltar por la ventana a un banquero, salte detrás. Seguro que hay algo que ganar».

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