En el tema de la corrupción hay un asunto muy importante. Si mira los casos juzgados en la Audiencia Nacional, la Comunidad Valenciana ocupa el octavo lugar. ¿A que mediáticamente no lo parece? ¿A que alguien se ha encargado, quizá nosotros mismos, de trasladar esa imagen de corrupción que ha existido en todas partes?

Quizá seamos el número ocho en cuanto a número de casos, pero no en cuanto al tamaño de los mismos.

Yo, como valenciano, no me considero más corrupto que otro español. Otra cosa es que por el camino se haya focalizado a la Comunidad Valenciana como la más corrupta. Pero, sinceramente, viendo los casos que aparecen en otras comunidades como Andalucía con la formación, o Madrid o Cataluña con los Pujol... Hagamos un ejercicio de reflexión. Los valencianos ejercieron su poder y cambiaron al Gobierno. A partir de ahí, empecemos a trabajar en positivo.

¿Qué opinión le merece la gestión del Consell de la Generalitat?

Mi resumen es menos ideología y más gestión. Como todo, va por barrios. Hemos tenido una oposición muy dura al tema del SDDR (el nuevo sistema de recogida de envases que quiere implantar la Generalitat); también tenemos una actitud muy crítica con el modelo de «todo público», en el sentido de que todos tenemos claro que la sanidad es pública pero defendemos que puede haber sanidad pública con gestión privada (el modelo de Ribera Salud que el Consell quiere revertir). Hemos sido muy activos con esa defensa y, al final, no nos olvidemos, éste es un Gobierno que tiene grandes problemas para llegar a final de mes. Y ahí sí que estamos defendiendo un nuevo modelo de financiación autonómica porque, con un nuevo modelo de financiación, el déficit de inversión que tiene Alicante se solventará seguro, igual que el del resto de la Comunidad. Si es que estamos hablando de que el 85% ó 90% del presupuesto se lo lleva educación y sanidad. No hay margen ni para políticas activas de empleo, ni para políticas industriales en las que deberíamos estar trabajando ya.