La incorporación de los Poveda „de su patrimonio tangible e intangible„ a MG Wines Group, por medio de una nueva sociedad llamada Bodegas Monóvar, ha puesto fin a la crisis empresarial de una saga que lo es todo en la historia del vino de la DO Alicante.
Después de diversos avatares y de remedios fallidos, la intervención de MG Wines Group pone de nuevo en órbita ese capital enológico y humano. El grupo de bodegas que integra a Lavia, Estefanía, Casa Corredor y Sierra Salinas ha terminado de ejecutar el proyecto de 2007, mientras Salvador Poveda IV sigue como enólogo y Alberto Poveda se mantiene como director comercial. Son la cuarta generación de la saga que, además, (re)inventó el fondillón. Fue Salvador Poveda II, a mediados del siglo XX, quien lideró el rescate de ese generoso extinguido unas décadas antes con la plaga de la filoxera „tras haber señoreado en los salones más nobles del mundo desde la Huerta de Alicante„ para resucitarlo en la cuenca del Vinalopó.
La «sacristía» que albergaba los toneles más viejos fue un rincón de culto en la bodega de Monóvar y Bodegas Monóvar tiene una nueva sala de barricas consagrada al fondillón que es un lugar de una sobrecogedora atmósfera catedralicia. Se trata de volver a reinventar uno de los vinos más ilustres de todos los tiempos. Salvador Poveda IV participa en la nueva reglamentación que actualizará la normativa del fondillón y en esta campaña ha elaborado por separado cada parcela de monastrell: una de ellas batió en la última vendimia el récord histórico como cosecha tardía, ya que no se recolectó hasta el 17 de noviembre. Quiere conocer mejor los secretos del fondillón y seguir avanzando por la senda de la excelencia que inició su abuelo.
Pero no todo es fondillón y Bodegas Monóvar ha rediseñado toda la gama.
En la nueva marca Tempus Regit „también, un cabernet sauvignon y un merlot„, el monastrell de 2015 es frutal, elegante, varietal y moderno. Tiene una relación calidad-precio tan buena como la del Riesling „nueva imagen para el vino más meridional de esa variedad germánica„, un blanco paradójicamente mediterráneo cuya enorme proyección planea ampliar Bodegas Monóvar. O sea, que nada es lo que era, pero todo sigue igual.
