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La marca españa

Sabe que está de moda; muchos ministros van por el mundo intentando venderla

La marca españa

Lo cierto es que durante siglos hemos fracasado en este intento. Nuestra cocina era valorada como muy grasa y con fuerte sabor a ajo. Nuestra moda era inferior a la francesa, y nuestros vinos, que sin dudad han tenido una relación calidad-precio única, eran devaluados por los franceses. El made in Spain vendía poco. Hoy nuestra gastronomía culinaria es valorada como excelente, se califican de magníficos nuestros vinos, incluso el cava no tiene que envidiar al champán. Nuestros quesos compiten con los franceses e incluso nuestro aceite no precisa que lo compren los italianos para exportarlo como propio.

Pero yo no venía aquí a hablar de esto, ni de las energías renovables llámense fotovoltaicas o parques eólicos, en las que competimos con gran nivel, ni construyendo trenes de alta velocidad o canales. Es algo más distinto y profundo.

Acabamos de celebrar las fiestas navideñas y hay cosas genuinamente nuestras que son admirables y que ojalá fuéramos capaces de contagiar al mundo: me refiero a la convivencia, a la familia, la forma de relacionarnos, de hablar, comunicar, compartir, abrazarnos, es genial.

Yo les he comentado antes que viví en Nueva York un período con mi mujer, y que la persona que nos había alquilado una habitación, con la que compartíamos el piso, cayó enferma y hubo de operarse. Nosotros fuimos a verla al hospital y le llevamos unas flores. ¡Qué tontería!, pero ella lloraba sin cesar porque vivía en la gran manzana muchos años y ninguno de los convecinos se había acercado a interesarse por ella. ¿No cree que nuestro modelo social es un buen contenido de la marca España?

Aquí, no es que los abuelos a veces mantengan a los hijos y nietos con su pensión, es que los llevan al cole y pasan el día jugando con ellos.

Sin duda aquí también hay pillos, embusteros, e incluso ladronzuelos, pero abundan más los solidarios. Le recuerdo que somos de los primeros países en donación de órganos para los trasplantes y llevamos muchos años siéndolo. Por otra parte, muchísimos españoles están como voluntarios en ONG que rescatan emigrantes o ayudan a los negritos pobres en África. Otros muchos se dedican a luchar contra los desahucios y otros contra la pobreza energética; es curioso que hasta en esto la palabra caridad -en la que uno es generoso y se coloca por encima, y el otro debe ser agradecido colocándose por debajo- ha cedido el sitio a la palabra solidaridad, que supone que ambos son iguales, pero se intercambian algo que ambos necesitan.

He pasado unos días en Málaga, aquí les diría que la cordialidad lo inunda todo, más que las grandes lluvias. Como me gusta exagerar indico que son amables hasta los cobradores del frac.

He leído que la bondad es la sabiduría innata que nos protege y nos ayuda a mantenernos a salvo de la negatividad imperante. Somos un pueblo esforzado que, como sucede en las sociedades actuales, es cambiante y pasa por fases problemáticas; las afronta e incluso mantiene su ilusión. Somos un pueblo disfrutón que goza mucho con todo, especialmente comiendo, pero también bebiendo o simplemente charlando, y se implica en sus múltiples tradiciones. No digo que todas deban mantenerse, pero si han sobrevivido cientos de años es porque muchos se han implicado en ellas. Y son súper variadas: incluyen desde procesionar y portar imágenes a disfrazarse de moros, cristianos, construir fallas y luego quemarlas, tirar cohetes, correr juntos y realizar múltiples actividades deportivas; en resumen, que merecemos la pena. Tenemos un país que en muchos aspectos es patrimonio inmaterial de la humanidad, y ello incluye desde castillos o iglesias, a palmerales, fallas o el cante y baile flamenco. Tenemos instrumentos musicales propios, ¿en qué país se tocan las castañuelas o los mozos construyen torres humanas subiéndose unos sobre otros? Y no le digo nada respecto a nuestra variedad culinaria. Vaya donde vaya podrá disfrutar de lo múltiple y muy sabroso de lo que llamamos cocina tradicional, enormemente variada de un lugar a otro, pero en todos magnifica.

Somos un país creativo, sus gentes tienen gran imaginación, y ello se plasma tanto en obras artísticas, sea pintura, escultura o música, como en los temas laborales, y es fácil encontrar que en un pueblo se hacen helados, en otros turrones, en el de allí alfombras, y en ese otro se trabaja el mármol o o se producen especias. Y aunque no lo crea somos muy ingenuos; si no, fíjese cuántas generaciones de políticos, banqueros o empresarios nos han engañado.

La marca España es potente en la venta de una sociedad agradable, con muy buena climatología, que acoge bien a los visitantes y que en poco tiempo ellos se suman al disfrute de nuestra tierra; tenemos una sanidad digna, que si la necesitan ellos la hacen propia, y aunque su procedencia sea de un país más rico que el nuestro no tienen reticencia en señalar que la querrían igual en su país. Nuestra mayor pega es que nos pasamos de críticos y a veces no valoramos lo mucho que tenemos. Súmese a mí y publicite la marca España.

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