El Veganismo es un estilo de vida basado en el respeto hacia los animales, y entre otras cosas, supone el no consumo de productos de origen animal. Vamos a analizar desde el punto de vista psicológico el consumo de animales.
Es frecuente escuchar argumentos como: «si yo tuviera que matarlo no lo haría», «no quiero ver imágenes de lo que les hacen?».Pero sin embargo, eligen dar prioridad a la obtención inmediata de placer mediante su ingesta, que a asumir la realidad de lo que su conducta alimentaria conlleva.
Las personas no veganas a las que les gustan los animales, para no sentirse mal, ponen en marcha una estrategia psicológica llamada Disociación, que les ayuda a evitar tomar consciencia de lo que hay detrás de su comportamiento. Disociarse es la división o separación de dos cosas que están unidas, es decir, el consumo de productos cárnicos por ejemplo, sin pensar por lo que ha pasado ese animal hasta llegar a mi plato. Este fenómeno es patológico porque consiste en un distanciamiento de la realidad, para evitar responsabilizarse de su comportamiento. Se utilizan estrategias de negación para sentirse bien, aún sabiendo el dolor que esto supone en los seres a los que dicen amar.
Por el contrario, podríamos decir que las personas veganas, al no participar en prácticas que les provocan un elevado sufrimiento de forma innecesaria a los animales, presentan un nivel de autoestima mucho más sano, al menos en lo que al auto concepto relacionado con la coherencia, integridad y solidez de sus principios se refiere. Este hecho supone que el Veganismo no sólo es una alternativa más ética y positiva para los animales, sino que también se trata de una forma de vida más sana y saludable a nivel psicológico, para las personas que la llevan a cabo. En conclusión, con el Veganismo ganamos todos/as, ya que es una forma de vida basada en el respeto, la igualdad y la responsabilidad.
