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Feminismo y croquetas

Feminismo y croquetas

2 lunes

Si se parodia una parodia, el desenlace es una parodia del original y esto es lo que hizo José Mota antes de las campanadas: él era su propia caricatura interpretando caricaturas lo que, inevitablemente, dejaba malheridos a todos los caricaturizados salvo a él. Pero estas reflexiones eran demasiado sombrías y descarté que lo más serio en una nochevieja española pudiera ser un programa de humor. Entonces irrumpió Chicote escoltando («escoltar» es el único verbo apropiado) a Cristina Pedroche, cubierta por algo parecido al capote de Curro Romero que, al ser desplegado, descubrió un vestido de trapecista. Eran otras caricaturas inigualables del maromo hispánico y de una Eva recauchutada versión «o-sea-me-encantan-las-super-campanadas», y misteriosamente unidas por la gastronomía: él vocifera en tascas insalvables donde lo que más apesta es el aroma a truco televisivo y ella ha dado nombre a una croqueta. Los ingredientes de la «Croqueta Pedroche» son kimchi, toro de atún, salsa XO, leche de oveja y té. Jamás sabré si es comestible. Mientras me atragantaba con las uvas, pensé en el feminismo de barricada una vez más avasallado por el estereotipo imbatible de una croqueta apetitosa.

3 martes

Hay que reconocer la ironía lúgubre de que sean musulmanas la mayoría de las víctimas de un atentado contra infieles cristianos que celebran la Nochevieja en una discoteca de Estambul. No hay que repetir lo evidente (la imposibilidad física de amurallar una sociedad que vive en permanente tránsito) ni extenderse sobre detalles novedosos como la factura profesional de la matanza, pero sí recordar que, dentro de lo posible tratándose de una guerra irregular, se conocen las bases logísticas del enemigo y sus circuitos de infiltración. Si no se neutraliza este flanco es porque medio centenar de juerguistas con matasuegras importan menos que el fantasmal «equilibro estratégico» finalmente reducido a quién maneja las válvulas del oleoducto. En una situación objetiva de guerra global todo debe fiarse por lo tanto a la prevención, que cuesta mucho dinero y restringe forzosamente el secreto de las comunicaciones o la libertad de desplazamiento. Más impuestos y menos derechos, una degradación sólo tolerable cuando el miedo es mayor que el peligro.

4 miércoles

La web «Politico» ha identificado las doce amenazas que nos acecharán durante 2017. Entre ellas se encuentra Puigdemont, el presidente de la Generalitat catalana, elocuentemente flanqueado por los «hackers» rusos y la liga china de fútbol. La lista incluye también a Beppe Grillo (un cómico insurrecto, mientras que Puigdemont es un insurrecto cómico) y a Michael Flynn, el probable asesor de seguridad de Trump, quien considera que Estados Unidos se halla en guerra con una variopinta coalición de países, de Corea del Norte a Venezuela con escala en Irán. En un universo racional, el presidente de la Generalitat hubiese reaccionado ante el ultraje con una mezcla de ira mal contenida y desprecio ensayado; sin embargo, los universos racionales son ajenos al cosmos por el que deambula Puigdemont, feliz por haber sido elevado a la categoría de calamidad mundial. Esto es consecuente con la dinámica beocia del «procés» y sus fenómenos colaterales como una cabalgata de reyes iluminada con farolillos estelados: si la Generalitat subvenciona investigaciones sobre los orígenes catalanes de Leonardo Da Vinci, ¿por qué no puede convencer a los niños de que pidan un referéndum a Melchor, Gaspar y Baltasar?

5 jueves

En la catástrofe del Yak-42 concurren tres circunstancias poco edificantes y otra implícita que las empeora: una aeronave ruinosa sobre la que se había advertido al alto mando ministerial, la sospecha de que los pilotos embarcaron miserablemente borrachos y una chapucera identificación de los cadáveres. Trillo sólo puede ser exonerado de la segunda; en cuanto al resto, su responsabilidad era obvia mucho antes de que el Consejo de Estado resucitara la tragedia. Aun admitiendo con dificultad que los informes sobre la aeronave fueran arrojados a la papelera por un subalterno, la lamentable actuación perpetrada por los forenses se debió a urgencias políticas y el resultado fue una fosa común apresurada en lugar de sesenta y dos féretros veraces. La cuarta circunstancia es la perversa jerarquía de las víctimas: sesenta y dos militares estrellados no son lo mismo que sesenta y dos pasajeros de un Talgo descarrilado. La condición de los primeros apareja un riesgo asumido y sólo hay que cruzar una delgada barrera psicológica para considerar que un avión destinado al desguace es también un riesgo anejo a los galones. Carne de cañón envuelta en un cínico «todo por la patria».

6 viernes

No es un comienzo animoso que lo primero que vea uno al salir a la calle el día de Reyes sea a un hombre acuclillado pidiendo limosna con la mirada perdida en el asfalto. Contrasta cruelmente con la plaga de niños histéricos que acarrean regalos y de sus agotados padres que por una vez coinciden con Pablo Iglesias: las monarquías son ruinosas. Cuando el evangelista Mateo incorporó a la Biblia la historia de los tres reyes, probablemente no advirtió que había sembrado la paradoja de que la infelicidad es más ostentosa cuando está rodeada de videoconsolas ajenas. Lo cierto es que Mateo no escribió que fueran reyes ni magos, ni siquiera que fueran tres. Aunque la tradición hablaba de doce reyes, se redujeron a tres como tantas otras convenciones humanas: la Santísima Trinidad, los jueces de un tribunal, los medallistas olímpicos o los tristes tigres. También se ha especulado interminablemente sobre su procedencia: babilonios, árabes, persas o una especie de embajada plurinacional integrada por un europeo, un asiático y un africano. El asunto sigue siendo enigmático excepto para los jugueteros.

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