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No me enseñes más postales

No me enseñes más postales

Como saben, no me gusta hablar con tapujos, así que, si me lo permiten, seré de nuevo directo. Les voy a contar algunas cosas que nadie quiere escuchar. En estos mismos momentos en los que tecleo con rabia y fuerza cada uno de mis pensamientos, existen algunos animales de los que apenas nadie se preocupa ni, desgraciadamente, se preocupará jamás.

o son perros ni gatos pero sí animales igualmente que supuestamente por su belleza y envergadura despiertan el interés general. No lo duden, cada uno de ellos podría ser portada de cualquier noticiario a nivel nacional y, si se revelaran sus casos, aún más.

Verán, por ejemplo, en el norte de España -me van a permitir que no diga el sitio exacto sólo porque, ríanse de mí, aún albergo la esperanza de que las autoridades levanten su trasero de sus asientos y hagan algo- existe un tigre viviendo en una tristísima jaula junto a un pequeño hostal. Por supuesto, su existencia ha sido denunciada una y mil veces. La suciedad y los malos olores son algunos de sus compañeros inquebrantables. ¿Y para qué tienen al pobre animal? Pues, pásmense, como reclamo para el turismo local. ¿Una vergüenza? Sí, sin duda pero, también, una realidad que sigue sin solución alguna.

Pero esperen que aún hay más? Resulta que en el sur, en un pueblecito andaluz muy conocido -tampoco daré de momento más datos por el mismo motivo que antes- existe otro tigre. Al mismo lo tienen viviendo en otra jaula de dos metros cuadrados atado a una cadena y, por si lo anterior fuera poco, además, enclaustrado en medio de una chatarrería. Por supuesto que también está denunciado pero ¿a alguien le importa?

¿Y qué les parece si en este rápido recorrido visitamos ahora el este de España? ¿Bonita y cercana tierra, verdad? Pues sí, aquí existe de todo. Desde una auténtica colección de animales viviendo en medio de una finca perdida en la montaña -al parecer se trata de los restos de un circo y de los animales que en éste eran trasladados-, pasando por el famoso oso de Finestrat del que, por cierto, ya nadie se acuerda y al que, miren ustedes por dónde, desde el cierre del Arca ya no hay sitio alguno al que llevar, y acabando -por citar sólo algunos casos y no seguir con una lista interminable- con media docena de tigres y leones que en estos momentos también viven muy cerquita de nosotros metidos en un «confortable» remolque de tráiler del que, por cierto, hace meses que no salen.

¿Y saben dónde ocurren todos estos últimos casos? Pues, por supuesto, en nuestra Comunidad, en la que, como dice la famosa campaña publicitaria: «No me enseñes más postales»? Y tienen razón, mejor no, mejor no enseñar más postales porque es posible que, si reflejan la realidad, a más de uno y de una se les caiga la cara de auténtica vergüenza.

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