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Donald Trump gana por sorpresa la presidencia de EE UU

La elección del magnate como sucesor de Obama ha sido la sorpresa del año. Pese al rechazo de la cúpula republicana, Trump ganó a las encuestas y a la candidata demócrata, Hillary Clinton, en una de las campañas más sucias de la historia del país.

El polémico magnate Donald Trump pulverizó todos los pronósticos en 2016, al ganar primero la candidatura republicana a la Casa Blanca y vencer después en los comicios presidenciales más imprevisibles que se recuerdan en EE UU. La asombrosa elección de Trump -novato de la política, dueño de un imperio de hoteles y casinos, exestrella del programa de telerrealidad «The Aprentice» («El aprendiz») y antiguo playboy- no tiene parangón en la historia de Estados Unidos.

El triunfo del multimillonario neoyorquino en las elecciones del 8 de noviembre frente a la demócrata Hillary Clinton, que no anticipó casi ninguna encuesta, conmocionó a su país y al resto del mundo.

La magnitud de la sorpresa quedó plasmada de forma especialmente gráfica en la portada del diario británico «The Daily Mirror», que publicó una imagen de la Estatua de la Libertad, con nubarrones amenazadores de fondo, cubriéndose el rostro con las manos en señal de dramática incredulidad, junto al titular «¿Qué habéis hecho?».

Ni sus interminables escándalos (que habrían fulminado a un candidato convencional), ni la oposición de su propio partido, ni el menosprecio de la prensa, ni el desatino de los sondeos impidieron el meteórico ascenso de un candidato por el que nadie daba un centavo cuando se postuló a la Presidencia el 16 de junio de 2015. Contra viento y marea, Trump hizo caso omiso a sus numerosos detractores y prometió «ganar, ganar, ganar» para «hacer a EE UU grande de nuevo», su famoso lema de campaña.

El empresario no dudó en jugárselo todo a una carta: dar voz a millones de estadounidenses que, desde hacía tiempo, confesaban en las encuestas su enojo con la clase política tradicional. Trump movilizó a legiones de seguidores (votantes de clase blanca trabajadora azotados por la crisis económica) en sus multitudinarios mítines.

A partir de ahí, Trump se enzarzó con Hillary Clinton en una de las campañas más desagradables que ha vivido EE UU, como evidenció la crispación de sus tres debates televisados. Con los sondeos en contra, el multimillonario hizo de su campaña una montaña rusa de polémicas, como la sonada emisión de un vídeo de 2005 en el que se le escuchaba hacer comentarios sexuales sobre las mujeres con un lenguaje ofensivo.

Clinton, que se veía cada vez más cerca de convertirse en la primera mujer en alcanzar la Casa Blanca, se vio sorprendida el 8 de noviembre con un mapa de EE UU teñido de rojo (color de los republicanos), en estados tradicionalmente demócratas.

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