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Conózcase mejor

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La realidad es que pasamos por la vida como si fuéramos una caricatura con pocos trazos y con resúmenes breves de nosotros mismos; así sucede en las conferencias, congresos o presentaciones de televisión que nos limitan al lugar de origen del que se presenta y su profesión o cargos; a veces se incluye la edad. En las esquelas mortuorias no se recogen otros datos más que el nombre de los familiares próximos. Sin embargo supongo que Ud. se extrañaría al leer que el que escribe este artículo detrás de su nombre además de sus profesiones haya escrito:.. y mil cosas más. Seguro que ha pensado: ¡qué exagerado!, y no es así, verá que todos somos muchas cosas, y no sólo en mi caso, sino en el de todos los humanoides, incluyéndole a usted.

Se lo explico. Puedo decirle que soy polemista, pues acabo de empezar una discusión con Ud., y podría añadir que soy embustero pues he escrito: ? y mil cosas más, y no sé de verdad cuántas son, seguramente no mil, aunque sin duda muchas.

Empiezo: usted y yo somos además supervivientes. Seguro que dice: ¡falso!, nunca he naufragado ni han tenido que rescatarme en la montaña o el desierto. Quizás se le olvide que vivió nueve meses en un lugar muy pequeño, el útero de su madre, que se alimentó por un tubo, el cordón umbilical, y para nacer tuvo que atravesar un canal muy estrecho, angosto, el canal del parto. Es un superviviente porque algunos no lo logran y fallecen antes de nacer.

Luego se transformó en un aprendiz, y posiblemente era un aprendiz de muchas cosas? y esforzado; porque fue capaz de aprender a gatear, luego a incorporarse y después a andar y modular sonidos, lo que llamamos hablar. Es posible que más tarde aprendiera a montar en bicicleta o a conducir vehículos a motor, entonces se hizo más cosas: ciclista y conductor; en el cole fue discípulo y amigo de otros muchos niños y niñas, y finalmente se formó para su trabajo. ¡Cuántas cosas! ¿no?

Le puedo adscribir infinitos adjetivos que explican cómo es: alto, bajo, gordinflón o cegatón, y para cada uno de ellos se admiten varios niveles, sea muy poco, poco, mucho o muchísimo. Todo eso es Ud.

Además es juez; ¡no me diga que no! Usted califica a los demás, los etiqueta y a veces incluso les dicta sentencia y condena. Por ejemplo cuando dice que alguien es inútil o vago. Por favor nunca etiquete a un niño en negativo, por ejemplo llamándole torpe. Probablemente hunda su estima y luego deberá llevar esa carga toda su vida.

Por otra parte, y en el terreno deportivo, Ud. puede ser futbolista, ciclista, nadador o practicante de cualquier otra actividad deportiva. En el mundo económico puede ser rico, pobre, derrochador, tacaño, usurero, etc. Seguramente es rico en lo que llamamos virtudes o fortalezas: ser honesto, generoso, compasivo o amoroso.

Si me lo permite le diré que también es un depredador. ¿Cómo?, me dirá, si no soy capaz de hacer daño a nadie. Verá conmigo que se conoce poco. ¿Ha pensado cuántos huevos de pollo fritos o cocidos se ha comido en su vida? Y lo mismo le diría sobre comer pechugas, muslitos o alitas. ¿Cree que no ha acabado con ellos? Eso sin contar los cientos de hormigas que ha pisado, le admito que posiblemente sin querer, o las ha matado con repelentes o fumigando, y si quiere voy más lejos y le preguntó por cuántas pepitas de diferentes frutas ha eliminado, al comérselas o tirarlas; cada una de ellas era el proyecto de un nuevo árbol que generaría más frutas.

Todos los humanos somos hijos, nietos, bisnietos, etc. Y muchas veces esposos, hermanos, cuñados, tíos o primos. A la vez somos oyentes de música en un concierto o por la radio, o visionadores de cine, teatro o televisión. También solemos leer libros, periódicos o revistas. Somos lectores.

No quiero dejar de recordarle la historia de aquel juez que no condenó a un hombre que llamó zorra a una mujer porque dijo que lo hizo pensando que ese término expresaba que era lista. Pero encontró su respuesta cuando la mujer llamó cerdo al juez, en el sentido de que nada en él era desaprovechable.

Bromas aparte, ¿no cree que seamos muchas cosas?; es ridículo que pongamos barreras por tener un color de piel algo más oscuro o llevar velos en la cara. Si algo nos define es que todos somos distintos y seguramente sea un rasgo que nos favorece para unas cosas y nos perjudica para otras. Por ejemplo, ser alto ayuda a jugar al baloncesto y en cambio consume más tela para vestirse. Ser rico debía permitirle comprar más cosas, con el inconveniente de que debe pagar más impuestos. ¡De acuerdo!, he dicho que debe, no que lo haga. Un cordial saludo.

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