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Cuando vivir de la música es necesario

A «Txus» le encanta tocar de vez en cuando en Ushuaia, el garito del amigo David, donde todo es distinto

Cuando vivir de la música es necesario PEPE SOTO

De casta le viene al galgo el ser rabilargo. De abuelos le viene a «Txus» el ser músico. Sus padres crecieron en casas con pianos: él, Emilio Martín, en Ayamonte (Huelva); la madre, Carmen, en Villacarrillo (Jaén). Jesús J. Martín Estudillo fue parido en la Clínica del Perpetuo Socorro, en Alicante. Siendo bebé, la familia trasladó su residencia a Sant Vicent del Raspeig. Tiene dos hermanos mayores: Emilio, afincado en Barcelona, y Luis, un hispanista y escritor que se gana las habichuelas como profesor de Literatura Española en el estado norteamericano de Iowa. Su padre fue concejal socialista en Sant Vicent del Raspeig (1983-1991) y durante sus cuatro primeros años en el ejercicio de la política fue diputado cuando la Corporación Provincial la presidía Antonio Fernández Valenzuela. Antes viajó por media Europa: vivió la revolución musical de Londres, en 1967; más tarde se estableció en Alemania. Con cuatro idiomas en la garganta se metió en el gremio de la hostelería malagueña. Con 38 años se casó con Carmen, 14 años menor. «Txus» estudió Primaria en el colegio Miguel Hernández, donde, con 10 años, comenzó a tocar la viola con más pena que gloria. Su progenitor, en aquellos días, presidía la Orquesta Sinfónica de Sant Vicent, donde su deudo Luis ejercía de violinista profesional hasta que el arte de las letras se estampó en su alma. Con catorce otoños se encontró una vieja guitarra «Raimundo» que el mayor de la saga guardaba en un rinconcito de su habitación. Así comenzó un largo viaje pegado a una guitarra enganchada al blues y al rock and roll. Hizo teatro. Y «Txus» se hizo bachiller. Pasó de puntillas por la Universidad de Alicante, donde cursó, aburrido, dos años de Sociología. El dinero de una beca quedó invertido en una guitarra eléctrica «Fender Telecaster». Lo suyo era la escenificación, la música. El teatro le jugó una mala pasada: no fue escogido entre los privilegiados novicios de la Escuela de Arte Dramático de Murcia. Con cuatro perras, «Txus» levantó el vuelo y se plantó en el Instituto de Música Contemporánea de Londres (ICMP). Allí estuvo el año que le permitieron sus ahorros. Recién aterrizado, empezó a tocar en variopintas bandas musicales hasta que se creó el grupo «Acusticdog», con Enrique Muniesa al bajo, el guitarra Alejandro Martínez y con Juan Luis Sáez a la batería. Ópera prima para un joven guitarra. Años de aprendizaje y de sabia experiencia. Ahora compagina su actividad musical con la docencia: con cuarenta chicos y chicas con sus guitarras a cuestas tras él; con más de un centenar de actuaciones al año durante los fines de semana integrado en «Rock y 4», una genuina banda de versiones de grupos de los años setenta y ochenta formada por Sergio Efe, a la voz y guitarra rítmica; Carlos López al bajo, y Juan Luis Sáez en la batería. Su repertorio es una «coverband», «pero multiplicado por tres: llevamos un repertorio de clásicos del rock en castellano, un show en inglés y además, un espectáculo en acústico», asegura «Txus». También colabora con el cantante Juan Mur. Entre 2011 y 2013 realizó una gloriosa gira por casi toda España con «The Back Doors», emulando a Robbie Krieger. Su guitarra preferido es Stevie Ray Vaughan (1954-1990), que fusionó los géneros de blues y el rock en la década de los ochenta.Recuerda curiosas anécdotas. En un pueblo de Cuenca un ordenanza municipal se plantó sobre el escenario y les obligó a abandonar el escenario cuando él y su pandilla homenajeaban a «The Doors» sin medir el tiempo. En el verano de 2004, en pleno «playback», se ganaron los aplausos del público en una movida de «40 Principales» donde participaban aspirantes a Operación Triunfo con el cable de su «Fender Stratocaster» metido en un bolsillo. Ha tocado en baretos de Benidorm para cuatro «guiris». Ha salido al escenario más veces resfriado que sano. Jamás olvida su primera actuación: fue en el pub La Continental, en Sant Vicent. El mejor remedio para los catarros se lo enseñó el amigo David Casas: «Café, con clavo, limón y un buen chorro de whisky». No consume drogas. La coral de Villacarrillo porta el nombre de su abuelo, Luis Estudillo, que, además de pianista y sochantre del coro, ejerció de crítico musical y taurino en «El Ideal de Jaén», y a quién correspondió contar la muerte de Manolete en el coso de Linares el 29 de agosto de 1947.A «Txus» le encanta tocar de vez en cuando en Ushuaia, el garito del amigo David, donde todo es distinto.

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