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Rufián, un «troll» parlamentario

Rufián, un «troll» parlamentario

Lunes

El congreso se divierte

En la jerga de la red, un «troll» es una persona que sabotea una conversación con comentarios provocadores y Rufián, el diputado de Esquerra, es un «troll» parlamentario cuyos discursos tienen la misma densidad intelectual que un monólogo de Torrente. El del sábado, una pieza cómica si se lee desapasionadamente, logró el extraño efecto de agrupar a la cámara en dos bloques: de un lado, PP, PSOE, Ciudadanos y ¡PNV!; de otro, Bildu, Esquerra y ese moderno Cafarnaúm de «yuppies» tardocomunistas que amenazan con la redención forzosa a quienes pensamos que atufan a cachivache ruidoso conservado en formol. Poco importa si los llamamos «sistema» y «antisistema», «reformistas» y «rupturistas» o «casta» y «descastados»: la línea divisoria es la impugnación del régimen de 1978. Tras el armisticio momentáneo, que la legislatura apenas ha comenzado a gatear, es posible que un incidente tan tabernario como simbólico al menos sirva para que el injuriado PSOE reflexione acerca de la coherencia filosófica y utilidad política de sus pactos en ayuntamientos, comunidades y diputaciones. De Pedro Sánchez hablaremos mañana, día de difuntos.

Martes

IDUS DE MARZO

No fue un prólogo esperanzador que sollozara mientras anunciaba su renuncia al escaño. Las lágrimas de un político ante el dolor ajeno le humanizan, pero que se derrumbe emocionalmente ante la derrota tiene un efecto devastador porque revela debilidad. El vía crucis prosiguió con la camaleónica disciplina con que sus lugartenientes más fieles se metamorfosearon en abstencionistas y Sánchez podría haberlo dejado ahí sin recurrir a entrevistas de perdedor resabiado, a la manera del epitafio que se dedicó a sí mismo Cameron tras el «Brexit»: «Una vez fui el futuro». Pero la sagacidad es ajena a Sánchez, una incuestionable calamidad política que perdió unas elecciones y se obcecó en ser presidente con un partido de derechas, que perdió más rotundamente las siguientes y entonces lo intentó con un partido de extrema izquierda y otro independentista hasta que finalmente sus patricios percibieron que ellos también corrían peligro y lo descabalgaron en una conspiración palaciega. Son los mismos que toleraron dos derrotas electorales y ordenaron a Sánchez que no pactara con independentistas, impidiera un gobierno de Rajoy y no facilitara nuevas elecciones. Es decir, le permitieron elegir cómo suicidarse.

Miércoles

LEX DURA

Es comprensible el desconcierto de los sacerdotes de la bondad humana cuando topan con incidentes como el de Igualada, la violación de una mujer a manos de un recluso con permiso penitenciario condenado por idénticos hechos. El desconcierto se explica porque, excepcionalmente, es imposible endosar la tragedia al error humano por más que las tertulias del síncope busquen un fiscal negligente, un juez perezoso o un funcionario alérgico al papeleo. No, el presunto reincidente satisfacía todos los requisitos para disfrutar de permisos: había cumplido más de una cuarta parte de la pena, mantenía una buena conducta y se había sometido al programa específico para agresores sexuales. Bien, si el sistema ha funcionado correctamente con resultados tan lamentables, sólo cabe deducir que el sistema falla o, en términos más cochambrosos, que es injusto con las víctimas. Esto ya era sabido respecto de las víctimas de terrorismo o de estafas masivas de cuello blanco, pero éstas ni siquiera pueden proponer la castración.

Jueves

PÁSALO

Comprar una vivienda y venderla a los pocos meses con una plusvalía de 20.000 euros es un pelotazo de dimensiones discretas, pero pelotazo al fin y al cabo. No es algo indecoroso, sino la viga maestra de la sociedad occidental y un pingüe suceso tan frecuente que la RAE incorpora la acepción «operación económica que produce una ganancia fácil y rápida» tras la del «pelotazo» tradicional, que sólo requiere una pelota. Ahora bien, el pelotazo de Ramón Espinar destaca por dos matices: el inmueble de autos era una VPO en Alcobendas, ciudad en la que no residía ni tenía previsto hacerlo; por otra parte, nadie le obligaba a vender obteniendo una plusvalía. Esto último habría resultado anómalo para el común de los mortales; en cambio, casi resulta exigible al portavoz de vivienda de Podemos en la asamblea madrileña, que casualmente es Ramón Espinar. Transcribo una pincelada antológica de su ideario: «El objetivo final de la promoción de vivienda pública no es venderla, el objetivo final de la promoción de vivienda pública es garantizar el acceso a una vivienda de la ciudadanía que no puede acceder en mercado libre». Con un par.

Viernes

FUMATA BLANCA

Y al séptimo día descansó, aunque Yahvé pareció más atareado que Mariano Rajoy. Siendo justos con el Antiguo Testamento, la elección del nuevo gobierno se aproxima a una meditación budista antes que al Génesis ya que Rajoy ha tardado casi una semana en ratificar a siete ministros y nombrar a seis debutantes. Para desdicha de quienes siempre podíamos recurrir a las ocurrencias de García Margallo y Fernández Díaz, ambos han ingresado en el panteón de viejas glorias para ser sustituidos por políticos tan joviales como Álvaro Nadal, que incluso a los alemanes les parece demasiado serio, o Alfonso Dastis, un diplomático que tal vez deba su ascenso a que ha vivido en Bruselas desde 2011 y probablemente tenga que seguir haciéndolo por obvias urgencias exteriores. Dice un experto en «marianismo» que el gobierno es continuista, pero como este experto escribió tras las elecciones de diciembre que Rajoy no sería presidente cabe sospechar que el gobierno es cualquier cosa excepto continuista. Las reacciones de sus socios forzosos han sido las protocolarias: Ciudadanos ha torcido levísimamente el gesto y el albacea del PSOE parecía preguntarse «¿y para esto nos hemos abstenido?».

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