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Más que un descosido, un siete

Más que un descosido, un siete

Lunes

LOS SASTRECILLOS

Fue peor que una asamblea universitaria, la quintaesencia de una pérdida colectiva de tiempo hasta que el sábado estalló el tumulto sobre el que ya se han manoseado todos los adjetivos para dar paso a una metáfora de distensión centrada en el verbo «coser»: hay que coser el partido, dicen los zurcidores que se han cosido a puñaladas durante nueve meses con el ensañamiento propio de los íntimos desde Caín. Poco importa si el PSOE (todo el PSOE, que ahora muchos vigías del Titanic se abalanzan sobre los botes salvavidas) creyó que era posible formar gobierno, le iría bien en otras elecciones o temió las consecuencias de la abstención. Tampoco si tanto estruendo caníbal se reduce a una lucha por el control del partido y la posición de cada bando depende de la que ocupe el rival; o si hablamos de un epicentro más denso que alude al desconcierto socialdemócrata y a discursos contradictorios sobre la estructura territorial. Lo incuestionable es que su desastrosa gestión del tiempo ha forzado al PSOE a tener que elegir entre suicidarse en unas terceras elecciones y la ruleta rusa de la abstención. Más que un descosido, esto es un siete.

Martes

MENSAJE EN UNA BOTELLA

Con un afán excesivo por disimular que Sánchez ha sido aniquilado para facilitar la investidura, algunos magnicidas han retomado el «no y no» con la sangre aún caliente del príncipe goteando de la urna instalada por Lucena en los bastidores del comité federal. Muy campanudos, Puig, García Page y Lambán amenazan al PP con regresar a las trincheras de las que desertaron el sábado y retomar las armas en un gesto épico. El problema inherente a tanta gallardía póstuma es que nadie cree que el PSOE todavía piense en terceras elecciones cuando prevé celebrar su congreso extraordinario en 2017 ¿Quién sería su candidato? ¿El presidente de una gestora? Las almas caritativas concluirán que el PSOE es consciente de su debilidad pero no tolera ser avasallado y reclama su cuota de dignidad; las almas no caritativas (es decir, todas) saben que tanto desprecio renacido hacia el PP sólo oculta que nadie quiere ser el primero en notificar lo inevitable a esos militantes irreductibles que prefieren morir del mal de D´Hondt a humillarse como teloneros de Mariano.

Miércoles

COMISIÓN PETITORIA

Un exceso de patriotismo autonómico me condujo ayer al canal que retransmitía el debate sobre la reforma del estatuto en el Congreso. Los excesos se pagan. Pronto quedó claro que allí se hablaría de cualquier cosa excepto de la reforma y que la bronca estaba garantizada desde el momento en que no hay gobierno central y Puig tampoco puede estar seguro de presidir un ejecutivo y no una cofradía de montescos y capuletos. No obstante, es de agradecer que los siameses Hernando, portavoces avinagrados de PP y PSOE, interpretaran correctamente que la reforma de un estatuto es como atrapar nubes si no hay financiación y optaran por encaminar el debate hacia la auténtica especialidad del parlamentarismo español: las cuestiones reglamentarias. Sobre la financiación se puede divagar hasta succionar el manual de retórica política y suele confundirse interesadamente con la martingala de las «balanzas fiscales», que son un eufemismo para negar fondos a los menos pudientes mientras que una financiación cabal pretende atender las necesidades básicas de un territorio. Pero Montoro no termina de verlo y al menos hay que alabar su neutralidad: no es no, lo pidan Fabra o Puig.

Jueves

RODILLAZOS

Ayer, Pablo Iglesias recuperó el tono de barricada para acusar a los compañeros socialistas de «arrodillados y mentirosos», un escarnio doble que combina la lírica de la genuflexión con la vulgar mendacidad. Una vez llamaron «palafrenero» a un diputado para resaltar su servilismo y desde entonces me persigue la imagen del estadista paseando un caballo por el hemiciclo. Definitivamente, es más sugerente la postración política y pongamos que hablo de lo que ha ocurrido esta tarde en el parlamento catalán. Ignorando las advertencias del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo e incluso el dictamen de sus servicios jurídicos, el parlamento ha ratificado su propósito de convocar un referéndum sobre la independencia y no puede ser casual que una fervorosa diputada también haya ilustrado el éxtasis con una referencia a patriotas que no se resignan a postrarse y demás pirotecnia de los momentos memorables. Ya digo que todo esto es muy lírico, aunque no aclara lo esencial: la ley se está violando con contumacia en Cataluña y, por más que perturbe la placidez de Moncloa, «algo» habrá que hacer tarde o temprano.

Viernes

PROVIDENCIAL

Incluso Ferreras y su «troupe» de tertulianos que parecen recién desembarcados del acorazado Potemkin deben admitir que Rajoy tiene baraka, un arabismo que el DRAE define como «protección divina» pero también como «suerte favorable». Han comenzado los juicios de «Gürtel» y Bankia con un vergonzante banquillo de tesoreros, concejales, consejeros, asesores, diputados y ministros que compartieron siglas con el presidente en funciones. Aunque son latrocinios engominados de distinta naturaleza, el PP ejerce en ambos un papel de secundario imprescindible que en cualquier otra galaxia le hubiese acarreado el mismo destino que la democracia cristiana italiana. Sin embargo, aquí este bochorno ha sido amnistiado electoralmente por duplicado y convive con dos «emergencias nacionales» según la terminología de García Margallo, la cuestión catalana y la crisis del PSOE, que lo diluyen informativamente. El resultado de estas peculiaridades del ecosistema es que Rajoy anda entretenido insinuando condiciones al PSOE para aceptar su abstención, cornudo y apaleado, y no despachando escrituras en su registro de Santa Pola.

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