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El negocio del turista senior

El turista senior salva el invierno de la hostelería con un negocio de mil millones

El negocio del turista senior

Cada mes de septiembre, mientras los niños vuelven al cole y los padres a la oficina, cientos de miles de pensionistas hacen las maletas para despedirse de la rutina durante varios días. Cada mes de septiembre, mientras muchos empresarios del sector servicios destruyen los empleos que generaron a principios de temporada, una parte importante del sector mantiene los contratos del personal porque no va a sufrir tanto la falta de clientes como para tener que cerrar durante el invierno. Cuando se va el veraneante, llegan los mayores, toda una salvación para el turismo que genera un negocio de más de mil millones de euros anuales en la Comunidad.

Cada año Alicante, como motor turístico regional, capta la mayor parte de los más de un millón de jubilados españoles y extranjeros que llegan a la autonomía con su suculenta combinación de tiempo libre e ingresos estables que el sector ha sabido transformar en nutrientes para soportar la hibernación. Arranca la temporada en la que las medias de edad hacen lo contrario que las de temperatura.

El Imserso

El pasado martes, el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) anunció la salida a la venta de las plazas del Programa de Turismo Social. Su unión con la provincia es íntima: desde su nacimiento en 1985, la costa alicantina ha gestionado una enorme cantidad de sus plazas. Entre octubre y junio, Alicante se va a quedar con el 15% de los turistas.

De ahí que decir «Imserso» sea decir «Benidorm». Favorita de los usuarios del programa, este año la ciudad se quedará con casi el 10% de los 1.135.000 pensionistas que viajarán con el Imserso por todo el territorio nacional, incluidas las costas andaluzas, catalanas e insulares. Y dentro de la autonomía se come el pedazo más grande de la tarta: 125.000 del total de 216.000 jubilados que desembarcarán en la Comunidad Valenciana entre octubre y junio, según los datos facilitados por el Ministerio de Servicios Sociales.

El movimiento de los viajeros del Imserso es el más sencillo de trazar dentro de la temporada mayor, época en la que los «seniors» -o mayores de 55 como los distingue la mercadotecnia- representan «el 80% de los clientes de la Costa Blanca», según cuenta Toni Mayor, presidente de la Asociación Empresarial Hostelera de Benidorm, Costa Blanca y Comunidad Valenciana (Hosbec). Los datos facilitados por el ministerio sitúan al 58% de usuarios en hoteles de la ciudad de los rascacielos, a un 17% en otros municipios adscritos de la Costa Blanca (ver gráfico) y al 22% en el litoral de Valencia y Castellón.

Con precios que permiten a cualquier pensionista mayor de 60 años disfrutar de alojamiento y pensión completa en hoteles de entre tres y cuatro estrellas durante una media de 10 días por apenas 160 euros, los viajes del Imserso tienen un éxito de demanda con poco parangón en el país. Según el informe anual del Instituto de 2015, la demanda de plazas para viajar es tres veces mayor a la oferta: se apuntan tres millones de jubilados pese a que «sólo» se pueden subvencionar las vacaciones a un millón de ellos.

La fórmula del Imserso logra atraer a clientes y proveedores por igual. Seduce a los hoteles garantizándoles que cruzarán los peores meses del año con un flujo de ingresos escueto pero constante a cambio de que marquen precios prácticamente de coste. Y se mete a los jubilados en el bolsillo al ofrecerles condiciones inmejorables -desplazamiento, pensión completa, menús especiales, asistencia sanitaria y actividades lúdicas incluidas- a un precio irrisorio gracias a la colaboración de los establecimientos y a la aportación del Ministerio, que cubre entre un 15 y un 20% del coste de cada estancia.

En total, el programa regará las costas, el interior y las islas españolas con 372 millones de euros, de los que se puede estimar que unos 55 caerán en Alicante.

Fuera del juego

Los viajes del Imserso tienen muy buena fama entre los usuarios, pero en el sector algunos hoteleros lo tratan con displicencia y otros pocos directamente lo dejan. «Algunos hoteles se han dado de baja este año porque dicen que no les compensa. Se tiran los precios y la competitividad es brutal», asegura el portavoz de los hoteleros de la Costa Blanca. Pero hay cola para formar parte de los cerca de 60 hoteles alicantinos que acogen turismo social. No en vano, «cerca de un 65% de los mayores que nos llegan en temporada baja vienen por el Imserso», mientras que el resto se reparte «entre apartamentos reglados y campings», explica Mayor.

Buena parte de los solicitantes están en la Asociación de Apartamentos Turísticos de la Costa Blanca (Aptur). Desde su sede, se mira con amargura el movimiento de personas mayores que bajan de autobuses y taxis y entran en los hoteles. «Llevamos ocho años pidiendo que se modifiquen los requisitos de acceso al programa para que los apartamentos, hostales, pensiones, viviendas turísticas y campings tengamos también derecho a subvenciones. Tenemos la mala costumbre de comer y pagar facturas», lamenta Miguel Ángel Sotillos, presidente de Aptur.

Una reivindicación ya histórica de los alojamientos alternativos que cada vez está más lejos de materializarse. El año pasado, el Gobierno decidió reformar los criterios de participación de establecimientos en el Imserso y dio prioridad a los hoteles de tres y cuatro estrellas. Los apartamentos turísticos deben pescar en otras aguas.

Afortunadamente para ellos, «ni mucho menos todos los turistas mayores que vienen» lo hacen con el programa que opera la UTE Mundisenior, como confirma el sociólogo del Ayuntamiento de Benidorm, José Antonio Núñez de Cela. Según el portal Eurostat, cerca de 4 millones de españoles mayores de 55 años viajaron por el país por motivos diferentes al trabajo, pero estimar cuántos de ellos lo hicieron para descansar durante unos días de invierno en la Costa Blanca es un dato «imposible» de obtener con las bases de datos actuales, según los servicios estadísticos de Tourespaña y de la propia Conselleria de Turismo de la Generalitat.

Para el presidente de Aptur, este es un mercado pequeño. «Los españoles mayores que vienen por su cuenta prácticamente han desaparecido. Los mayores que nos llaman son extranjeros en un 70%», apunta.

Es por culpa del Imserso: ha acostumbrado al jubilado español a sospechar que las ofertas que piden más de 20 euros al día por vivir en un cuatro estrellas son una estafa. «Nos vienen muchos matrimonios españoles que te preguntan por un piso de dos dormitorios para un mes y lo rechazan porque dicen que 700 euros es muy caro. Están acostumbrados a los precios subvencionados del Imserso», asegura Sotillos.

De ahí que los alojamientos que no cuentan con ayuda estatal tengan que bajar aún más sus márgenes y fiar su suerte al mercado extranjero, sobre todo cuando la mayoría de los apartamentos no cierra en invierno. «Todo lo que nos está viniendo en temporada baja son extranjeros de 55 años para arriba que hacen estancias de varias semanas», asegura el portavoz de unos 3.000 apartamentos turísticos distribuidos por la costa desde Orihuela a Dénia.

Algunos operadores como Club de Vacaciones, propiedad El Corte Inglés, también trabajan el segmento del jubilado nacional. Su estrategia es diferenciarse del programa social con un «Imserso premium» que se propone movilizar a 100.000 mayores de 60 años al año. Consultado por este diario, el operador aseguró no poder facilitar la información relativa a los turistas que aloja en la provincia.

Extranjeros, el negocio

Con un Imserso adjudicado a unos pocos y un turista nacional imprevisible, son los extranjeros quienes parecen suponer la verdadera medicina contra la estacionalidad. Un cruce de datos facilitados por Tourespaña, instituto dedicado al estudio del turismo exterior, permite ver que en ellos se esconden el grueso de los ingresos que recibe la Comunidad Valenciana en los meses flojos.

En el año 2014, la estadística de gasto turístico Egatur situó en 913.976 el número de visitantes extranjeros mayores de 64 años que tuvo la autonomía en toda la temporada media -todos los meses del año menos enero febrero y julio y agosto-. Con una estancia media de 18 días y un gasto diario de 56 euros, su impacto en el turismo regional fue de923.184.226 euros. Una cifra de negocio que ronda los mil millones al sumar el Imserso y el turismo nacional.

El Reino Unido, con un gasto medio mayor que la segunda nacionalidad en visitas, Francia, representó además el 36% del total de viajeros. De allí llegaron a las costas autonómicas más de 329.000 turistas mayores de 64 años. «España sigue siendo un destino extremadamente popular y aunque muchos viajeros mayores tienen ganas de descubrir sitios nuevos, España sigue estando en cabeza junto con Francia y Estados Unidos», aseguran desde el departamento de prensa de Saga, uno de los touroperadores británicos que más ha trabajado la Costa Blanca. «Los senior británicos son un sector que gasta 39 mil millones de libras al año en turismo, así que no deben ser ignorados», remarcan.

Son, junto con los franceses, alemanes «y belgas y holandeses», como añade Mayor, los salvadores de la temporada media y baja en la costa valenciana, donde cada año regresan a sus resorts favoritos alicantinos de Altea, Calp, Dénia, Xàbia, Torrevieja y, por supuesto, Benidorm.

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