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El gran traslado animal

Ayudar a un animal que lo necesita no es una opción, es una obligación

El gran traslado animal

Y no hablo sólo del inmenso trabajo que puede suponer recuperar a un animal salvaje, -está claro que, no es lo mismo dar una medicación a un perro o a un gato que, a lo sumo, puede arañarte o morderte, que aproximarte a un tigre o león que, como poco, puede arrancarte el brazo-. Tampoco lo digo por las largas noches de vigilia en el centro, dando el biberón a algún cachorro de león o de tigre recién llegado.

Me refiero, simplemente, a la cantidad de animales de los que nos encargamos en toda España. Tigres, leones, primates, serpientes y, muchos más que, intervenidos por las autoridades o abandonados por sus dueños, estén donde estén, necesitan y reciben nuestra ayuda.

Y fíjense que, muchos de ellos, ni siquiera llegarán nunca a pasar por las instalaciones del Arca pero, para nosotros, estén donde estén, también forman parte del Arca.

¿Y son tantos animales? Se preguntaran ustedes.

Pues sí, de hecho muchos más de los que, a priori, se pudieran imaginar. Unos se encuentran ya bajo nuestra tutela y estamos, en estos momentos, preparando su viaje con destino a distintos santuarios o reservas de toda Europa. Otros, por el contrario, aún esperan que nos den los permisos necesarios para poder rescatarlos.

Pero, por citar sólo algunos datos que aclaren la cuestión, les diré que están desde lo más «clásicos», como puedan ser leones y tigres... Pasando por todo tipo de monos, macacos, etc... Siguiendo por animales tan impresionantes como elefantes, osos, jirafas o, por ejemplo, tan emblemáticos como algunos acuáticos, de los que sólo citaré, entre otros muchos, a los leones marinos? Permítanme que, al respecto, de momento, no les de más datos por temas de seguridad.

La cuestión es que cuando tenemos conocimiento de algún caso de este tipo -por favor, muy importante, no dejen de informarnos de todos aquellos que conozcan- siempre organizamos operativos, a veces realmente muy complejos, para, por un lado, conseguir sacar al animal del lugar donde se encuentra que suele ser en las peores condiciones imaginables y, por otro, posteriormente, trasladarlo a un lugar adecuado y seguro.

Les aseguro que ambas cuestiones son tan apasionantes como complicadas. La primera porque se trata de la nueva casa del animal y, la segunda, porque los traslados de animales siempre son retos a batir en los que, a la enorme dificultad que ya de por sí supone reunir el dinero necesario para llevarlos a cabo, se une todo lo demás y creo que me entenderán enseguida?

Verán, sólo por darles algunos números, les diré que cuando trasladamos en avión un león o un tigre a África o a Asia, respectivamente, sólo la caja en la que viaja éste pesa más de 200 kilos, por supuesto, a sumar a los otros tantos que pesa su cuerpo.

Además, a lo anterior, hay que añadir el inconveniente de que el animal ha de viajar prácticamente sólo en la zona de carga, es decir, alrededor de dicha caja sólo puede haber espacio vacío, lo que encarece notablemente el transporte. Por darles una cifra aproximada, el coste del traslado no suele bajar de los seis mil euros.

Pero, no se engañen, lo anterior no es nada, eso es lo facilito. Si, por ejemplo, se trata de una jirafa, el asunto se complica mucho más. En ese caso, la caja en la que viaja ésta, por supuesto de gran resistencia, pesará una tonelada que sumará a las tres toneladas del animal. Eso sin contar, claro está, con los ocho metros cuadrados por dos de alto, que medirá la misma. Por el estilo, en cuanto al peso me refiero, andan los traslados de hipopótamos -como el que dejó abandonado un circo recientemente-.

Otra cuestión distinta, cómo pueden imaginarse, son los elefantes ¡Ahí sí que se dispara la cosa! Un elefante indio, por ejemplo, pesa, él solito, sus buenas cuatro toneladas. A eso, por supuesto, hay que sumar otras 7 de la caja.

¿Qué cuanto puede costar el asunto? Pues depende del destino pero, barato no es, aunque, en mi opinión, no hay mejor inversión.

Piénselo, estamos hablando de animales que están en peligro de extinción. Joyas de la naturaleza, de valor infinito, que hemos permitido durante años que, en nuestro país y en otros, fueran usados para ganar dinero con ellos y que, en algunos casos, han sido literalmente explotados.

Por eso, cuando acudo a alguna de las manifestaciones que se realizan en toda España contra el uso de animales en los circos y veo en la cabecera de las mismas a personalidades políticas de nuestro país, siempre me pregunto cómo es posible que, al finalizar las mismas, se olviden completamente de esos animales.

Sí, se olvidan. Explíquenme sino cómo es posible que, cuando algún circo decide abandonar a sus animales, la única solución que se dé desde la administración sea el sacrificio de los mismos ¿Nos hemos vuelto locos o qué? ¿Es ese el final que queremos para esos pobres animales? ¿Para eso luchamos tanto? Evidentemente, no.

Así que, cuando me preguntan en el Arca sobre nuestro futuro y sobre las posibles subvenciones económicas con las que contamos para rescatar y trasladar esos animales a santuarios de todo el mundo y contesto que, básicamente, son cero euros, todos se llevan las manos a la cabeza?

Menos mal que los pobres animales rescatados del Arca cuentan con un arma poderosa y es el apoyo de cientos de miles de personas de toda España -por cierto, cada día muchísimos más- que, de forma voluntaria, particular e individual, unos con donativos y otros con ánimos, les apoyan y, nos ayudan a algo tan importante y esencial, como es poder ayudarles. Nuestra gratitud sin límite a todos ellos que, por cierto, también son, sois, parte fundamental del Arca.

Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda.

Más información en:

www.fundacionraulmerida.es o www.animalesarcadenoe.com

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