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Apuesta por la «insaculación»

Apuesta por la «insaculación»

LUNES

Cul de sac

El viernes estallaron unas declaraciones de Felipe González en las que sugería la retirada de Rajoy como contraprestación a la abstención del PSOE. Era un movimiento táctico brillante, ya que la segura negativa del PP permitiría imputar la convocatoria de unas terceras elecciones a la tozudez de Rajoy y no a la de Sánchez. Incluso en la inverosímil hipótesis de que el PP aceptara el envite, el PSOE podría exhibir la cabeza del zorro gallego con la esperanza de que sus votantes interpretaran que era la primera pieza cobrada de una legislatura sangrienta. Sin embargo, el PP ni siquiera ha necesitado prolongar el estado de alarma provocado por Rivera en la segunda sesión de investidura: el portavoz de la ejecutiva socialista, ese Lucena con aspecto de concursante despistado, se ha encargado de descartar a cualquier otro candidato del PP para desolación de los comentaristas de la causa, que ya se relamían con el placebo de elegir presidente ajeno a falta de uno propio.

MARTES

Autolesiones

Como el resto de la especie humana, tengo dificultades para seguir los procesos mentales de Rajoy. El barullo que ha logrado organizar a cuenta del nombramiento de Soria evoca cierto discurso del kaiser Guillermo II en el que elogió exageradamente a la flota alemana ante el zar Nicolás II, que acababa de perder hasta el último buque de la suya en la guerra con Japón. Un horrorizado testigo susurró: «Ahora sólo falta que le dé una bofetada». Desde luego, cabe descartar que un ministro obligado a dimitir por haber mentido pueda ejercer ningún tipo de representación institucional. Que Rajoy haya sido capaz de perpetrar esta gansada sólo indica que no ha entendido nada y sigue aplicando un baremo penal a las responsabilidades políticas o que desprecia el criterio bastante extendido entre sus compatriotas de que una actitud indecorosa aunque lícita inhabilita para el ejercicio de determinados cargos. La bofetada llega cuando esta colección de genios en funciones justifica con falsedades una decisión que evidentemente no ha sido técnica sino política y, una vez desmontada la patraña, intenta escabullirse con expresión mucho más sorprendida que avergonzada.

MIÉRCOLES

Trileros

Me comenta un amigo con una paradójica mezcla de indignación y orgullo: «Casi un año sin Gobierno, pero el Estado sigue funcionando: hoy me ha llegado una multa de tráfico». Cuando esta mañana el presidente del PNV, un vizcaíno orondo y apacible, ha confirmado que el «no» a Rajoy se mantendrá tras las elecciones vascas, todo el mundo ha entendido un «ya veremos». Y cuando Pedro Sánchez dice que va a ponerse en contacto con el resto de líderes sin que ello implique «postularse» como candidato, sabe que puede hacerlo desde la piscina dado lo irrelevante del gesto. Incluso Rajoy se escudará en el tortuoso calendario electoral para presentarse sin presupuestos en las cumbres europeas con un resignado encogimiento de hombros. Esta zarzuela casi endémica quizás explique que la pareja británica más citada sea Lennon y McCartney y la nuestra «El pequeño Nicolás» y «El gran Nicolás». Sobre el primero no hace falta extenderse; el segundo es un estafador de alcurnia que vendió a varios incautos la patente del «estructurador molecular sónico», un artilugio incomprensible pero cuya sonoridad majestuosa cautivaba a los compradores. No sé por qué he terminado escribiendo sobre el «estructurador molecular sónico».

JUEVES

Salud

Los propietarios de una de las mayores cerveceras españolas abonarán 93 millones de euros para saldar cuentas con Hacienda y evitar la cárcel. No hay que dramatizar estas componendas que se producen a diario entre fiscales y traviesos reincidentes, aunque lo habitual es que el cuerpo del delito sea un teléfono móvil o un monedero y no 93 millones de euros. Ocurre que nuestras cerveceras produjeron en 2.015 casi 35 millones de hectolitros, situándose en la cuarta plaza entre los países productores de la UE y en la undécima del mundo. Es mucha espuma y en algún lugar debe acumularse el fructífero poso. En este caso, los defraudadores habían declarado residir fuera de España entre 2.003 y 2.009 para evitar el pago de impuestos. Sin embargo, a Hacienda le han bastado siete años de diligencias para comprender que un residente en Londres suele residir en Londres y no en Madrid. No es plato de buen gusto desprenderse de 93 millones de euros honradamente escanciados, pero consuélense los taberneros con uno de sus eslóganes: «Lo bueno nunca acaba».

VIERNES

Selección natural

Sugiero que a partir de ahora se elija a los altos cargos por sorteo como ocurre con los peritos judiciales. En lenguaje forense se denomina «insaculación», una horrenda palabra que significa poner papeletas en un saco y extraer una, y sospecho que De Guindos se hubiese ahorrado un merecido bochorno de haber insaculado y no designado a cualquiera de sus candidatos. Escribo «cualquiera» ya que lo más probable es que en su comparecencia ante el Congreso no tenga que dar explicaciones sobre Soria sino sobre su improvisado sustituto, otro funcionario de élite con debilidad por los paraísos fiscales, la ingeniería financiera y la globalización del circulante. La irritación colectiva ha generado una epidemia ética que no sólo excluye a los trapisondistas de capitales prófugos, sino también a quienes hayan sufrido una inspección fiscal, cobrado dietas sin justificación, declarado ante un juez puntilloso, estrechado alguna vez la mano de Rodrigo Rato o viajado a Andorra con un neceser de marca. También a quienes tengan una asistenta ecuatoriana sin regularizar o sean aficionados a los toros. Sorteo declarado desierto.

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