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Semana y media

Navegar en círculo

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Dos hombres y un desatino

Pedro Sánchez lleva razón al diagnosticar su encuentro con Rajoy como «prescindible», un adjetivo sutil que sugiere infinitas posibilidades, por ejemplo si lo «prescindible» es la situación o las personas que la provocan. Ha durado veinte minutos, que en el protocolo institucional es la duración mínima de una entrevista para no incurrir en descortesía. Como ambos llegaban pertrechados con sus irreductibles evidencias, Rajoy con que ha ganado las elecciones y Sánchez con que en una democracia parlamentaria el vencedor es quien logra formar gobierno, puede decirse que en la entrevista de esta mañana han sobrado los primeros veinte minutos, que es precisamente lo que ha durado quizás con el inútil propósito de desmentir la estruendosa evidencia de que se detestan entrañablemente. No hay que despreciar la influencia de las vicisitudes personales en los grandes procesos colectivos. Mi profesor de griego citaba el caso de Filipo de Macedonia, que arrasó Tebas tras un cólico nocturno que lo dejó malcarado. El rictus de Rajoy y Sánchez mientras posaban era rigurosamente filípico.

Perras chicas

Parecía que el mundo giraba sus ojos hacia España cuando el Financial Times dedicó un sesudo artículo a nuestra tempestad política para concluir que es mejor tener un Gobierno que carecer de él, algo que modestamente ya habíamos asumido quienes no leemos el Financial Times, pero nuestro minuto de gloria se ha desvanecido por culpa de Irlanda. No hay nada como la contabilidad comparada para adquirir una perspectiva novedosa. A Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera sin duda les absorben las ecuaciones parlamentarias y las fintas, zigzagueos y requiebros que devoran su calendario. Fuera de España, el espectáculo se percibe como una excentricidad mediterránea que palidece ante la magnitud de otras crisis. La UE ha ordenado a Irlanda que exija a Apple 14.000 millones de euros por impuestos atrasados y en Dublín han aparecido los primeros brotes de histeria ¿Cómo se reclama casi el 1% de tu PIB? Certificando la levedad de tantos desconsuelos presupuestarios, la UE obliga a España a recortar «sólo» 10.000 millones en 2016 y 2017. Haya gobierno investido o inquilino en funciones. Y ni siquiera nos debe dinero Apple.

Los cuatro jinetes del apocalipsis

En un «duelo mejicano» participan tres contendientes, ninguno de los cuales se atreve a iniciar el ataque contra uno de los otros dos por temor a quedar indefenso frente al tercero. Desde hoy existe el «duelo español», en el que cuatro duelistas se acometen formando una melé de la que no surge un vencedor, sino cuatro supervivientes magullados que se citan para la próxima reyerta. Es tan absurdo criticar a Rajoy por la lectura de los reyes godos que hizo la víspera a modo de discurso de investidura como alabarlo por su actuación de hoy, una adaptación gallega tan chispeante como condescendiente del guasón de tertulia provinciana. Las dos sesiones sólo han servido para ratificar que Pedro es Pedro y sobre esa piedra Rajoy no edificará su iglesia, que los discursos de Unidos Podemos parecen sacados de un periódico clandestino de la Rusia zarista y que Rivera asume su matrimonio de conveniencia sin ahorrarse gestos de desprecio para un novio sesentón y sinuoso cuya herencia ambiciona.

¿Abrazo de vergara?

Una aproximación optimista al debate de ayer es que, antes que un debate de investidura con epílogo irreversible, fue el primer acto de las elecciones vascas y gallegas. Al menos puede especularse con que los resultados de ambas quizás sirvan para desbloquear el zafarrancho madrileño. Si el PNV necesitara al PP, el trueque Moncloa-Ajuria Enea resultaría irresistible y al mismo tiempo libraría al PSOE de su trastorno bipolar evitando tanto su abstención como unas terceras elecciones. Naturalmente, también cabe que Núñez Feijóo se estrelle en Galicia, el PP sea superfluo en el País Vasco y el PSOE obtenga unos resultados satisfactoriamente lamentables que induzcan al sanedrín de Sánchez a perseverar en su política de tierra quemada. Habiéndonos instalado en el limbo político, es inevitable que el paquebote atestado de señorías y tertulianos comience a navegar en círculo. Hoy vuelve a hablarse de la retirada de Rajoy, la convocatoria urgente del Comité Federal del PSOE o incluso de otra investidura de Sánchez. Los únicos que parecen haber sacado algo en claro de estos dos días son los colombianos, quienes gracias a un indiscreto Rajoy se han enterado de cuándo va a firmar la paz su gobierno con los terroristas.

Lo importante es ganar

Antes de que el invencible galo Obélix inicie su participación en los Juegos Olímpicos, el jefe Abraracurcix comenta a sus resignados rivales: «Así entiendo yo el deporte: sin incertidumbres». Ambos, el deporte y la certidumbre, son hoy las dos constantes vitales de España: Rajoy va a perder la segunda votación esta tarde y de aquí a veinte días, cuando voten vascos y gallegos, sólo se hablará de Champions, Liga y selección. Es todo tan futbolístico que por una vez resultará comprensible que el presidente prefiera el Marca a un BOE con las páginas forzosamente en blanco. Anoche jugaron Bélgica, un país permanentemente en funciones, y España, que lo está transitoriamente, en un estadio acorazado de Bruselas donde por primera vez los espectadores fueron identificados a la entrada por una base de datos faciales. Se había hablado con profusión de «la nueva España», aunque al leer la alineación sentí tanta melancolía como cuando Rajoy habla de «renovación» y la cámara enfoca a Celia Villalobos. Ganó España, un eslogan inverosímil en el hemiciclo.

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