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¡Un coco... cocodrilo!

Los hombres compran y venden animales, pero ¿acaso tiene precio la vida?. Un caimán fue encontrado dándose un garbeo por una céntrica calle de Valencia

¡Un coco... cocodrilo!

Supongo que a estas alturas ya habrán descubierto que «Coco» es el nombre con el que llamamos a un impresionante cocodrilo al que, además, alojamos desde hace unas semanas en el Arca.

Pertenece el mismo a una especie llamada comúnmente «caimán o cocodrilo de anteojos», unos animales que, en estado adulto, son, entre otras cosas, capaces de comerse hasta un ciervo y que, fácilmente, puede alcanzar los dos o tres metros de largo y los 30 o 40 kilos de peso. ¡Ahí es nada!

Así que, cómo pueden imaginarse, Coco, desde luego, no es un animal de compañía al uso, por mucho que, ¡asómbrense!, pueda adquirirse fácilmente en algunas tiendas especializadas de animales.

Claro que, a estas alturas se estarán todos ustedes preguntando y, con razón, ¿por qué les cuento todo esto? Pues, como siempre, imagínense lo peor.

Resulta que «Coco» fue encontrado por los servicios municipales correspondientes dándose un garbeo en solitario por una céntrica calle de Valencia.

¿Escapado? ¿Perdido? ¿Abandonado? No lo sabemos. Nunca apareció su dueño. Pero, por si todas las anteriores preguntas fueran pocas, se me ocurre acompañar a las mismas con otras cuantas? Por ejemplo, ¿qué habría ocurrido si nadie lo hubiera encontrado y hubiera llegado a alguna charca? O, incluso, ¿podemos asegurar que en estos momentos no existan otros caimanes viviendo en los pantanos o ríos de nuestro entorno?

Está claro que, al respecto, todo es posible? Entre otras cosas porque la comercialización de los mismos por internet es una constante que no cesa.

Por eso, si les soy sincero, para mí lo más sorprendente no es que aparezca, cada cierto tiempo, uno de estos animales vagando por la ciudad -al fin y al cabo, no es el primero que recogemos-.

Tampoco lo es la sospecha, más que fundada, de que puedan existir algunos viviendo en libertad en las charcas, pantanos o zonas húmedas cercanas a nuestra ciudad? Sin ir más lejos, hace unas semanas, una alta autoridad nacional en la materia me comentaba en Madrid el gravísimo problema que existe en el río Jarama, donde la presencia de mapaches salvajes ha hecho desaparecer la última población de nutrias que allí vivía.

Así que, qué quieren que les diga, para mí lo verdaderamente sorprendente, lo aberrante, es que, a estas alturas, se sigan vendiendo y comprando, dentro de la más absoluta normalidad.

No puedo entender cómo, en cada una de las ferias internacionales de animales en las que se dan a conocer las últimas innovaciones en la materia, se sigan mostrando como novedades exclusivas la importación de animales de este tipo, seres procedentes de países remotos, con más aceptación en el mercado, cuanto más peligrosos, extraños y lejanos sean.

¿Sabían ustedes, por ejemplo que, actualmente, hacen furor en el mercado negro todas aquellas serpientes venenosas para las que no exista antídoto en nuestro país? ¿Conocían el detalle de que, cuanto menos posibilidades haya de salvar la vida de aquella persona a la que, llegado el caso, pudieran atacar las mismas, más alto es el valor de su venta?

Desde luego, puede parecer increíble que todo esto sea una realidad pero, lo es y, además, no se produce en mundos lejanos sino que, a menudo, se da en nuestro entorno más cercano.

Por eso, no entiendo cómo las autoridades no hacen mucho más para parar un mercado como éste en el que, no se engañen, los traficantes siguen, sin escrúpulo alguno, cambiando animales por billetes de dólares y euros. En fin.

«Coco», nuestro «amigable» cocodrilo, vive ahora en recinto adaptado especialmente para él en el Arca. Le hemos colocado una piscina en la que se zambulle todos los días durante horas y es verdad que hacemos todo lo posible e imposible para que esté siempre cuidado, tranquilo y relajado pero, como comprenderán, nos da muchísima pena saber que ya nunca podrá llegar a saber lo que es sentir el sol sobre su espalda mientras se desliza jugando sobre la corriente de un río? ¡Pobre animal!

Y, todo, al fin y al cabo, porque alguien decidió un mal día poner precio a su vida.

Nota: En el Arca de Noé rescatamos aquellos animales salvajes que necesitan ayuda. Más información en: www.fundacionraulmerida.es o www.animalesarcadenoe.com

En el albergue de animales de la Protectora de Alicante acogemos y protegemos a aquellos animales de compañía abandonados que buscan un nueva familia.

Más información en: www.protectoraanimalesalicante.org

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